Desde el siglo 17 se produce vino en varias partes del este Estado situado al suroeste de Estados Unidos, pero hay tres regiones que han conseguido acaparar la atención de los enoturistas: Verde Valley, Willcox y Sonoita-Elgin.

En Verde Valley, al centro de Arizona, la joya es la ciudad de Sedona, un destino favorito entre quienes buscan lujo y la belleza de paisajes con rocas rojas, pero que también se ha vuelto popular por su producción de Merlot, Chardonnay y Cabernet Sauvignon.

 

Otros puntos imperdibles son las ciudades vecinas de Cottonwood, Jerome, Clarkdale y Cornville, donde hay viñedos y salas de degustación.

Ahí, algunas de las alternativas para visitar son Alcantara Vineyards and Winery, en Cottonwood, a donde incluso se puede llegar en kayak; la sala de degustación de Caduceus Cellars, abierta en Jerome, y Page Springs Cellars, localizadas a menos de 20 minutos del centro de Sedona.

Por otro lado, en Willcox, al sureste del Estado y a una hora de Tucson, la producción comenzó en los años 80, cuando enólogos se percataron de las bondades del clima cálido, la elevación de la región y la composición arenosa del suelo, similar a ciertas zonas de Argentina y el sur de Francia.

Actualmente, tres cuartas partes de las uvas cultivadas en Arizona provienen de esta región y sus alrededores. Para degustar los vinos, una sugerencia es visitar las salas abiertas en la ciudad, entre ellas las de Flying Leap Vineyards, que propone caldos de uva Tempranillo y Garnacha.

Un recorrido enoturístico por Arizona no estaría completo sin visitar Sonoita, el primer y único sitio del Estado que cuenta con la designación de Área Vítícola Americana (AVA). Sus viñedos, junto con los del pueblo vecino Elgin, están situados a unos mil 300 y mil 500 metros sobre el nivel del mar, y son los de mayor altitud en el país. La región tiene aproximadamente un docena de viñedos que invitan a los viajeros a sus salas de degustación.

Una ruta sugerida incluye probar los vinos casi orgánicos de Kief-Joshua Vineyards, donde se degusta vinos de las cepas Tempranillo, Sauvignon Blanc y Zinfandel y los multireconocidos vinos de Callaghan Vineyards, servidos en tres ocasiones en la Casa Blanca.

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