El equipo León del partido pasado fue una cruda muestra de que las ideas sensatas en el seno esmeralda también están lesionadas. 
Javier Luis Torrente ha batallado para encontrar continuidad en su once inicial y orillado por los golpes y castigos, le ha buscado una y otra vez sin que halle la cuadratura a la espiral descendente en la que está su escuadra.
En un bache futbolístico, lo peor que puedes hacer es tomar la pala y cavar más hondo. 
La formación que decidió contra el Atlas sorprendió a todos y no dudo que hasta a él mismo cuando se dio cuenta que no era la mejor opción para ganar. Es más, no fue ni la mejor opción para optimizar el funcionamiento como equipo.
En relación a una jornada antes, se fueron a la banca Navarro, Burbano y Peña para dar cabida a los regresos de Elías, Montes y Boselli. Además, el cambio obligado por el lesionado ‘Recodo’ siendo Guzmán el elegido.
Hacer cambios suele sonar lógico en el futbol, pero cuando estos huelen más a inventos cocinados a la desesperada, es donde la disposición táctica se cuece a medias o de plano se te quema en el primer hervor.
Centrales habilitados por la banda, volantes que al no tener la pelota se ubicaban como laterales, defender con cinco y hasta con seis en una misma línea o atacar con un ariete aislado, fueron algunos de los bocetos que Torrente trazó sobre el Jalisco. El Atlas hizo dos modificaciones al medio tiempo y adiós.
En el futbol que ahora desarrolla el León, solo correr no te da sentimiento. El verdadero ‘feeling’ se percibe cuando tocas el balón una y otra vez, bailas al rival al son que quieres y lo rematas en la primera que tienes.
Así como lo hizo el zorro Alustiza, con inspiración. 
Los milagros no se dan por sí solos en el deporte, hay que desearlos y trabajar para que pasen. Lo triste es que esta Fiera ha perdido lo más importante, el hambre.
Entre los jugadores de todos los equipos siempre existirán los grupos, los líderes, los grilleros, los que se la parten, los alejados, los institucionales, los novatos y hasta los ignorados. Todo buen técnico sabe lidiar con eso, imprime sus ideas e impone su mano dura.
Podemos interpretar de muchas formas los brazos cruzados, el rostro desencajado y la inmovilidad de Torrente en la banca cuando el partido está finiquitado.
Pareciera que el instructivo de vuelo del avión esmeralda se le ha perdido al piloto argentino y no lo halla. Por eso se arriesga de más, se parte el equipo en trozos y termina los juegos batiéndose de manera suicida, como aquellos kamikazes que perfilaban su nave para matarse cuando la veían perdida.
En lo personal, morir así siempre ha sido inútil. En el futbol, invariablemente será aceptado el que mueras con argumentos, apegado a un estilo de juego y marcando tus fortalezas hasta cuando inventas alineaciones.
La reestructuración en La Fiera se ve inminente y necesaria, habrá jugadores que se irán por cuenta propia, otros por beneficiar económicamente al club y unos cuantos más para otorgarle el bienestar interno al equipo.
Sin embargo, también habrá qué pensar si Torrente es el indicado para estar al frente con toda la confianza de saber que te encumbrará en los momentos de gloria y te resucitará en los momentos más oscuros, como del que lamentablemente no hemos dejado de hablar en todo este torneo.
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