La Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, en sus siglas en inglés) pagó millones de dólares a grandes compañías de internet para cubrir el coste de su participación en el programa de espionaje masivo Prisma, según reveló el ingente material suministrado por el ex analista de inteligencia de esa agencia Edward Snowden al diario británico The Guardian.
Estas empresas recibieron los fondos de la organización de espionaje para adaptarse a la sentencia dictada en octubre de 2011 por el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Exterior (FISA, en sus siglas inglesas), que actúa bajo la normativa de secretos oficiales.
La información de The Guardian supone la primera prueba de la existencia de una relación económica entre empresas tecnológicas como Google, Yahoo, Microsoft y Facebook con la NSA en relación con la vigilancia masiva de las redes y teléfonos de los usuarios.
El periódico británico, que destapó el escándalo del espionaje masivo por parte de Estados Unidos, parece responder así al acoso que dice haber sufrido por parte de las autoridades británicas desde que comenzara a publicar los datos facilitados por Snowden.
Este acoso se tradujo el pasado domingo en el arresto -y posterior interrogatorio durante nueve horas- en el aeropuerto de Heathrow (Londres) de David Miranda, el compañero sentimental de Glenn Greenwald, el periodista que firmó los principales artículos sobre el caso.
Al brasileño le fue aplicada la ley antiterrorista en una acción que ha denunciado por vía legal.
La Policía sostiene que entre el material informático que se le incautó ha encontrado “decenas de miles” de documentos confidenciales de la inteligencia británica.
Una sentencia judicial de 2011, que fue desclasificada el miércoles por la Administración de Barak Obama, declaraba inconstitucionales algunas de las actividades de la NSA, porque su incapacidad para separar las comunicaciones electrónicas de los ciudadanos estadounidenses y las de los otros países viola la cuarta enmienda (inviolabilidad de las comunicaciones) de la Constitución. El desembolso en favor de las compañías tecnológicas se produjo después de esa sentencia del FISA.
Un documento secreto de la NSA fechado en diciembre de 2012 y difundido por The Guardian refleja los perjuicios que este fallo causó a la agencia, con “un coste de millones de dólares para los proveedores de Prisma”, es decir, para las grandes empresas tecnológicas.
Descrito por Snowden como “la joya de la corona” del NSA, el departamento que se encarga de las operaciones y las financia se apoya en las “colaboraciones corporativas” con los proveedores de internet y de telecomunicaciones para acceder a los datos que intercambian los usuarios.
Los documentos confirman, por tanto, que el dinero de los contribuyentes estadounidenses fue utilizado para cubrir el coste que supuso para los gigantes tecnológicos que colaboran con el Gobierno de Washington la sentencia del tribunal especial.
Las reacciones de las compañías afectadas han sido variadas. Microsoft ha declinado responder a las informaciones del diario, mientras que Google desmiente su cooperación con el programa Prisma y señala que espera que el Gobierno dé respuesta a su petición para poder publicar más datos sobre seguridad nacional.
Facebook niega haber recibido cualquier compensación económica. Un portavoz de Yahoo subrayó a The Guardian que la ley federal exige al Gobierno el pago de los costes tras el fallo del FISA.
La información de The Guardian constata que los gigantes de internet incurrieron en importantes costes para adaptarse a las nuevas normas acordes con la Constitución, que finalmente fueron cubiertos por la NSA.

‘Fue un abuso para mandar un mensaje’

David Miranda brasileño de 28 años y novio de Glenn Greenwald, el periodista estadounidense de The Guardian que destapó el caso de espionaje de Estados Unidos está en el punto de mira de los servicios de inteligencia británicos. Miranda volvía a Brasil desde Berlín después de reunirse con la cineasta Laura Poitras, colaboradora de Greenwald en la serie de reportajes basados en las filtraciones de Edward Snowden, el ex agente de la NSA. Tras detenerlo durante casi 11 horas en el aeropuerto de Heathrow y requisarle todos sus aparatos electrónicos, Scotland Yard lanzó una investigación criminal contra él. Los datos encontrados en los dos lápices USB y el disco duro que Poitras le había dado podrían atentar “gravemente contra la seguridad nacional”, mantiene la Policía.
La Royal Court de Londres determinó que los documentos, con los que Greenwald iba a trabajar, sólo puedan revisarse en base a esa amenaza a la “seguridad nacional”. La Justicia prohíbe que puedan distribuirse, copiarse o usarse para investigaciones criminales. También ha marcado un plazo máximo para examinar el material, el próximo 30 de agosto.
Greenwald de 46 años y Miranda se conocieron en 2005. El americano alquiló un apartamento en Río de Janeiro cuando decidió dejar Nueva York para alejarse de su día a día como abogado.
Miranda, que trabaja desde que es adolescente para ayudar a su familia, creció en la comunidad del Jacarezinho, en el norte de Río de Janeiro.

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