Hay partidos que no pueden perderse y otros en los que el único resultado debe ser ganar.
Contra el América siempre ha sido y será así, ya sea en el Azteca o cuando te visita.
Podemos decir que la Liga está a un tris de quedar perdida para La Fiera pues prácticamente se necesita para calificar un paso perfecto en nueve fechas que restan. O también, podemos decir que ahora hay que mirar hacia la Copa donde el León es el segundo mejor equipo y se percibe mucho más confianza para avanzar.
Pero este partido contra el Ave se cocina aparte y son muchos los motivos para expresar esto.
Un triunfo esmeralda en este juego le dará a la afición una alegría entre mil lágrimas vertidas. Y habrá que dejar por sentado que veremos la mitad de El Glorioso pintado de verde y la otra parte será amarilla.
Si bien nos apegamos al llamado de la cordura para ambas aficiones, a las que exhortamos vivir el futbol apasionadamente en paz, sabemos que en un estadio así la localía se torna difusa. Es más, habrá mucha afición esmeralda, mucha afición americanista y mucha afición villamelona.
Cuando se trata de un León versus América, hay largas filas en las taquillas, el tiempo de la venta de boletos es corto y la expectación es tan gigantesca como la reventa. Ha sido así por mucho tiempo y veo difícil que en esta ocasión sea diferente.
Ganarle al América significaría además el primer paso para la redención de muchos jugadores de La Fiera. Aclaro, sólo el primer paso.
Para nada afirmo que con vencer a los emplumados se salvará la mala campaña y se saldrá de tajo de la oscuridad futbolística en la que están inmersos los Verdes.
Pero no hay pa’donde hacerse. La afición no está molesta con los colores del club, su enojo es con la displicencia y las malas decisiones tomadas al entorno y seno del equipo.
Tampoco ha sido un gran torneo para el América pero cuenta con un plantel vasto en calidad, de esos a los que todo equipo les gusta vencer. A los jugadores del León les corresponderá entonces no sólo sacar la casta, también ser inteligentes con la pelota y plasmar una disciplina táctica sin atacar por atacar, pero sí ofender para matar.
Para Torrente, obtener los tres puntos sería una fuerte bocanada de oxígeno para su credibilidad como estratega. Tendrá enfrente a uno de los técnicos más polémicos que tenemos en la Liga MX, pero también con un colmillo largo y bien retorcido.
Asimismo, el domador deberá sacar todo su potencial para ganar este duelo.
Cero inventos en la alineación, jugar con el esquema que más dominan sus futbolistas y regresar a los orígenes que le dieron aquí mismo un equipo de diez jornadas invicto. Y en todo club los principios del éxito están en la comunión entre técnico y jugadores, unión en la que es necesaria la mano y decisiones firmes.
“Ódiame Más” ha sido la frase utilizada por el americanismo para pavonearse de que es tan querido como despreciado en nuestro país. Por su parte, el León se ha empecinado en este torneo en un “Ódiame Más” con cada mala actuación. No se diga la pasada ante el Atlas.
Por ello la importancia de ganar este sábado; para gozar con un triunfo sonoro por el rival en turno, para revertir el mal paso en el torneo, para recuperar la dignidad como local y de pasadita, para que el actual León se sacuda el estigma del “Ódiame Más” y lo convierta en su afición a un “Quiéreme de Nuevo”.
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