Fabricio Antonio Alemán Valadez se dedica a realizar masajes holísticos, es padre de un pequeño de casi 9 años, una persona alegre sociable y totalmente independiente, pero que nunca sale solo, siempre va en compañía de su “lazarillo”.
Luego de que a sus 20 años viviera un intento de asalto donde una persona murió, Fabricio fue víctima del estrés que lo llevó a desarrollar una extraña enfermedad que lo hizo perder la vista en su totalidad.
Ahora un perro guía es sus ojos para caminar por las calles de San Francisco del Rincón y poder llegar a donde lo solicitan para trabajar.
Cambio de vida
“Hasta los 20 años mi vida era normal, luego enfermé, de qué, no supieron, supuestamente una alteración en las glándulas suprarrenales.
“A los 21 años tuve mi discapacidad adquirida, como secuela de una enfermedad rara, yo era una persona muy activa y como secuela de mi enfermedad me tiré en cama y los médicos se concentraron más en atender mi enfermedad primaria que en atender el glaucoma que se me estaba desarrollado”, explicó Fabricio.
El francorrinconense tuvo que pasar por muchos padecimientos hasta terminar con la pérdida de su vista, recuerda que en primer momento sus músculos y calcio se desgastaron por lo que quedó en cama y sin la posibilidad de caminar, padeció hipertensión, se le desarrolló el glaucoma y un tumor hipofitario, por lo que los médicos no supieron en qué enfocarse, siendo su pérdida de la vista lo último en atender.
“Duré un tiempo en silla de ruedas y ya cuando vuelvo a caminar no pude adaptarme al bastón porque me sentía muy lento”, comentó.
Antes de adquirir a “Scout”, su primer perro guía, Fabricio acudió a una escuela en la ciudad de León para ciegos y débiles visuales, donde aprendió diversas artes y actividades entre ellos el dar masajes holísticos que es su fuente de ingresos actualmente.
Llega la ayuda
Fabricio se acercó al Club de Leones Tercer Milenio de San Francisco del Rincón, donde le dijeron que contaban con un programa de perros guía.
Luego de realizar los trámites y el papeleo necesario viajó a Nueva York para tomar el entrenamiento necesario y poder contar en ese momento con la ayuda de “Scout”.
“Es todo un proceso primero cumplir con los requisitos, uno de ellos es el examen médico que consta que estás totalmente ciego, vas a la escuela, a la capacitación y sobre todo a hacer un vínculo con el perro.
“Los tres primeros días te están observando, tu forma de ser, de caminar, tu personalidad, para que tu guía sea de la misma personalidad, si congenia uno con el carácter del perro y el perro con uno, comienza la aceptación y son 25 días los del curso, donde observan también si el perro nos da seguridad y nos protege, al igual que nosotros a ellos”, explicó.
El programa de perros guía es totalmente gratuito para todas aquellas personas que lo soliciten a través del Club y cubran con los requisitos, la escuela se encuentra en Rochester, Nueva York y es necesario que el invidente permanezca un mes allá para tomar una capacitación.
“Scout”, un labrador negro, fue el guía de Fabricio por 8 años, ya que esto es el tiempo que se les permite trabajar, luego deben jubilarse y las personas invidentes pueden hacer la solicitud de un nuevo guía.
“A mí me brindó seguridad, me brindó autonomía e independencia, a mí me gusta caminar rápido y con el bastón no podía y con el guía puedo hacerlo, además de que tengo la seguridad de que me esquiva los hoyos y los obstáculos.
“Mucha gente me pregunta que cómo le hace para saber a dónde va y no es eso, se trata de una combinación, yo sé a dónde voy, lo guío mientras que él me cuida en el camino, yo le digo vuelta a la derecha, vuelta a la izquierda y voy contando las cuadras, cuando son lugares muy recurrentes, él va aprendiendo el camino, lo reconoce y es cuando ya lo dejo solo que me lleve”, explicó.
Hace un mes que Fabricio tiene un nuevo guía, se trata de “Artur”, un labrador Golden, mientras que “Scout” disfruta de su retiro como una mascota.
“Antes, el programa solicitaba que cuando se jubilaban los guías tenías que mandarlos de regreso a una casa de retiro, pero permitieron que me quedara con “Scout” porque se convierten en parte de la familia”, dijo.
Sus más grandes regalos
Hace 9 años Fabricio recibió los más grandes regalos de su vida, su hijo y su perro guía, quienes llegaron casi al mismo tiempo.
“‘Scout’ me dio mucha facilidad e independencia para caminar y como en ese momento también nació mi niño podía hacerme cargo de ir a comprar lo que se necesitaba, como los pañales y la leche.
Si con una mascota creas un vínculo, con ellos es mucho más fuerte, porque no es una mascota es una extensión de ti y se vuelve parte de la familia”, resaltó.

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