En la práctica de este martes, el estratega Juan Carlos Osorio armó dos equipos de 10 jugadores y con esa base movió sus piezas, una y otra vez en el Estadio Centenario.

Este fue el segundo entrenamiento de la Selección Mexicana en Cuernavaca, el técnico dispuso de casi toda la plantilla, con excepción de Guillermo Ochoa, Carlos Salcedo, Héctor Herrera y Miguel Layún, quienes trabajaron por separado al reportar apenas ayer por la noche.

Andrés Guardado se quedó en el hotel de concentración a rehabilitarse de su molestia en el muslo derecho.&

De principio, Osorio armó dos equipos, uno en el que la peculiaridad fue la línea de tres, con un volante de recuperación y uno ofensivo, dos extremos y un delantero, y otro cuadro con una línea de cuatro, dos volantes de recuperación, dos volantes abiertos y un punta.

“A ver señores, una sugerencia para todos, denle más seriedad al pase”, pidió Osorio.

El técnico interrumpió el entrenamiento varias veces. Le dio indicaciones a Jesús Gallardo, felicitó a Héctor Moreno por la intención en la salida, le pidió a Carlos Vela que se pegara al extremo para desordenar a la zaga rival, utilizó a Diego Reyes como central lo mismo que como contención, a Vela y a Orbelín Pineda como lateral volante y extremo, a Jürgen Damm pegado a la banda izquierda pese a que él es diestro y esto último le funcionó porque en una diagonal hacia el centro el jugador de los Tigres anotó uno de los cuatro goles de la tarde.

“No mate el pase, no mate el pase” pidió Osorio, en esa búsqueda de darle dinámica al juego colectivo, recibir y tocar con precisión y velocidad.

El técnico incluso acabó formando con un 3-4-2. Buscó agotar las posibilidades de ataque del Tricolor, consciente de que Costa Rica probablemente juegue al contragolpe.

Y los que hicieron trabajado diferenciado, esos que apenas llegaron ayer, platicaron algunos minutos con el especialista en coaching mental, Imanol Ibarrondo.

México entrenará otra vez esta tarde, a puerta cerrada. El equipo ya está en el hotel de concentración en Sumiya, en donde hay restricciones hasta para los huéspedes.

El Tricolor ya le hizo un drible a la altitud y al bullicio de la Ciudad de México, en espera de dar por fin un golpe de autoridad en el Azteca.

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