Además de su iniciativa que busca dominar el contenido original, Netflix también está transformando silenciosamente nuestra experiencia televisiva de una manera profunda.
Este año ya ha agregado series de Argentina, Reino Unido, Canadá, Japón, México, Corea del Sur, España y Turquía al contenido que ofrece en Estados Unidos. Puede que el gobierno estadounidense le esté cerrando sus fronteras a ciudadanos de otros países pero, al menos por ahora, los programas de televisión de esas naciones siguen transmitiéndose sin problemas.
Netflix tiene mucha competencia en este mercado, pero ha programado series extranjeras de manera más agresiva que otros servicios como Amazon y Hulu; aunque ciertos sitios especializados y más pequeños podrían tener una mayor oferta de telenovelas asiáticas (DramaFever) o dramas británicos (AcornTV), Netflix les da a los programas que adquiere un mayor potencial de impacto debido a su escala.
No todas las producciones merecen esa exposición: gran parte de la oferta de este servicio son melodramas risibles que solo sirven para dar variedad o complacer a quienes viven en otro país y sienten nostalgia por su tierra.
Sin embargo, también podemos encontrar algunas joyas. Un par de series que se agregaron en diciembre sin mucha fanfarria, como Fauda de Israel y Nobel de Noruega, son mejores y diferentes de la mayoría de los programas estadounidenses que se están viendo en este momento.
Fauda es el thriller sórdido y realista más reciente de la industria televisiva israelí, una fuente principal de ideas y conceptos para la televisión estadounidense (otros ejemplos de esa tendencia son Hostages y la maravillosa Prisoners of War, el modelo de Homeland que pueden verse en Netflix y Hulu). Su premisa es simple: un terrorista palestino dado por muerto surge de las sombras para asistir a la boda de un familiar, y un equipo israelí —encabezado por el agente que pensó haber asesinado al terrorista años antes— es enviado para matarlo de nuevo.
La misión sale mal, desde luego, y sus horribles consecuencias se exhiben a lo largo de 12 tensos episodios. Fauda es un thriller, e incluye mucha acción violenta, pero las batallas y las persecuciones dan una sensación aterradoramente casual y cotidiana. 
No hay filas de camionetas negras, sino furgonetas maltratadas y autos desvencijados que llevan combatientes vestidos con playeras y sandalias, quienes cargan armas que lucen como si hubieran salido de la cesta de rebajas en una feria de armamento.
También es un drama familiar, de una modo en que los thrillers estadounidenses no pueden emular. Los bandos rivales viven tan cerca y tienen tanta historia compartida que las esposas, niños, primos y novias se exponen al peligro de maneras creíbles, sin los giros narrativos usados por los dramas estadounidenses para poner en peligro a los familiares de los personajes.
Nobel es más sofisticada que Fauda, tiene un estilo más estadounidense en su calidad y edición. Sin embargo, posee una seriedad similar y un equilibrado sentido común al tratar temas como la familia y las dinámicas organizacionales que pocas veces logran los dramas estadounidenses.
El título es una referencia al Premio Nobel de la Paz, que está presente en el contexto de la historia como un cargo de conciencia. La serie de ocho episodios relata una conspiración geopolítica que conecta intereses petroleros, organizaciones humanitarias, al gobierno noruego y, sobre todo, una unidad élite de fuerzas especiales de Noruega cuyo trabajo en Afganistán implica asesinatos y encubrimientos en su país de origen.
Como Fauda, Nobel se trata de los efectos de la violencia en una sociedad, pero desde la perspectiva opuesta: los noruegos, arrogantes sobre la paz y el orden de sus vidas, se muestran impactados con un asesinato y un escándalo que de pronto entran en escena. 
Lo que distingue ambos programas, para los espectadores acostumbrados a la televisión estadounidense, es que hacen que la violencia política se sienta como una realidad peligrosa y triste en vez de una fantasía heroica salida de un videojuego.

Y también tiene competencia

Hay una razón por la que suele usarse la frase “ven a casa y veamos Netflix” en vez de “veamos Amazon Video, Mubi o Vudu”.
Netflix no se convirtió en la opción predeterminada de entretenimiento en casa por ser un oasis para los cinéfilos, sino porque atiende a una audiencia que pasa de las películas a las series originales sin darle mucha importancia.
Aunque le faltan filmes clásicos, sí tienen otros como Capitán America: Civil War y, gracias a un acuerdo de derechos con Disney, también estará pronto Rogue One, incluso antes de que el DVD y Blu-ray estén a la venta.
En cambio Amazon Prime Video es inmenso y genuinamente ecléctico, aunque ofrece una experiencia laberíntica que puede ser abrumadora para algunos usuarios. También existen razones prácticas para cambiar de Netflix a otra plataforma.
Una es que la identidad de Netflix se ha mantenido bastante estática mientras se ha vuelto la plataforma establecida para muchos. Hulu aún está desarrollándose. En mi casa, antes de que fuera un servicio de suscripción, solo usábamos ese sitio para ver episodios de Saturday Night Live, que en ese entonces no estaban disponibles en YouTube casi inmediatamente después de que se transmitían. Durante algún tiempo, los cinéfilos creyeron que Hulu era atractivo porque era el servicio donde Criterion Collection albergaba algunos de sus títulos. Pero Criterion decidió mudarse a FilmStruck, un servicio más cohesivo pues está dirigido exclusivamente a fanáticos del cine clásico. La nueva versión de Hulu está dirigida a los consumidores que querían deshacerse de la televisión por cable pero aún deseaban tener acceso a los programas populares.
En este momento, en cuanto a películas, Hulu es una colección de filmes insípidos. Una vez que te suscribes, al igual que Netflix, te ayuda a crear un perfil, basado en su propia interpretación del concepto de género; ¿te gusta la “animación atrevida”, “las caricaturas creativas” o ambas? Cuando el perfil está listo, el sitio es muy fácil de navegar, aunque es rígido en su diseño de página. Una de las películas “exclusivas” de Hulu es The Beatles: Eight Days a Week, un agradable documental dirigido por Ron Howard acerca de la época en la que el grupo inglés se la pasó de gira. Está tan dirigido al sector de los estadounidenses nacidos en los cincuenta que todo lo demás del servicio cobra sentido si se tiene eso en mente.
Aunque también es cierto que, conforme a su énfasis inicial enfocado en la televisión, el sitio no ofrece una experiencia cinemática particularmente distinguida. La película más inusual que encontré después de buscar un buen rato fue Amélie que, además de estar en francés con subtítulos en inglés, no es nada inusual. 
Después de usarlo un poco, decidí revivir una de las experiencias más anodinas de mis primeros años como crítico de cine, Novia a la fuga (1999) de Garry Marshall, que reunió a Richard Gere con Julia Roberts casi 10 años después de que Marshall hiciera historia en el cine con los mismos protagonistas en Mujer bonita. La experiencia siguió siendo anodina, pero esta vez ni siquiera tenía sonido envolvente (por otro lado, el sitio me permitió adentrarme al documental con una duración de ocho horas y ganador del Oscar, O.J.: Made in America, que ya quería ver).
Por otro lado, la misión de Vudu parece muy orientada al cine, con un énfasis especial en ofrecer elegantes presentaciones de sus títulos. Cuando te suscribes por primera vez, el sitio analiza el dispositivo que utilizas (en mi caso, un PlayStation 4) y prueba tu velocidad de internet para ver si se puede transmitir. 
Después se configura el control parental. Puedes rentar o comprar películas en definición estándar o, en muchos casos, en el formato exclusivo HDX, con el que los filmes tienen una calidad cercana a la de un disco Blu-ray. Todavía no estoy equipado para el 4K, o la ultra alta definición, pero Vudu también tiene esa opción.
Buscando una experiencia de alta definición con la que pudiera probar el HDX, me decidí por una película que no había visto todavía, Cincuenta sombras de Grey. Ya sé que las generaciones que se perdieron de la llamada revolución sexual necesitan algo que las haga sentir incluidas, pero no creo que este tipo de filmes sean la opción.
 En cualquier caso, sí tiene una producción muy buena, y la versión HDX la transmitió muy bien. La pieza de Bach en los canales traseros de audio ciertamente transmitió el dolor refinado que implica ser un joven multimillonario con problemas emocionales. La experiencia no fue totalmente homogénea, pero eso no es culpa de Vudu.
El catálogo de menú está tan enfocado en películas de grandes estudios que quienes buscan un contenido más desafiante podrían aburrirse rápidamente. Servicios como Mubi, FilmStruck y Fandor tienen ofertas mucho mejores, pero Vudu tiene algunas cosas… solo que no están tan visibles.
Distribuidores exclusivos como Oscilloscope, Kino Lorber y Magnolia tienen películas en este sitio. Pude encontrar Ma, por ejemplo, un filme de danza muy inusual dirigido y protagonizado por Celia Rowlson-Hall; lo logré con el teclado, cuando estaba buscando algo más y puse las letras “m” y “a”. Eso fue suerte.
 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *