Apenas 3 de cada 10 empresas familiares sobrevive a un relevo generacional, aunado a esto; los jóvenes están desinteresados por una tradición, lo que podría derivar en perder un patrimonio forjado por muchos años.
En México hay 5 millones de empresas, de estas, el 60% son familiares y en León el porcentaje es mayor, y se da en todos los sectores, de acuerdo al experto José Luis de la Vega.
“Hay una mortandad muy alta, de hecho en algún momento se tuvo un programa específicamente dirigido a apoyos para que las empresa permanecieran, específicamente dirigido al relevo generacional, muchas terminan desapareciendo cuando el relevo es fallido”, indicó.
El fenómeno ha sido estudiado desde hace muchos años, siempre con la intención de dar las mejores estrategias para que los relevos generacionales funcionen.
“Pero las que ya pasaron los 5 años que tienen que pasar para consolidarse, tienen más probabilidad de sobrevivir al cambio generacional”, aseguró.
Este proceso no es nada fácil, ni debe ser tomado a la ligera, pues se trata de un patrimonio que involucra a toda la familia, y la empresa tendrá un antes y un después, a partir de una nueva administración.
“Llevándolo de manera planificada, eliges a tus sucesores, los preparas, que hagan prácticas profesionales, los integras y les das el poder; son procesos que, bien ordenados y hechos, pueden durar de 10 a 15 años”, comentó.
La sucesión se recomienda hacerla después de que el fundador de la empresa haya cumplido los 50 años, esto con el fin de darle tiempo para adaptarse al cambio y que éste pueda disfrutar de la vida fuera del trabajo.
Sin embargo hay casos en los que los hijos no quieren estar al frente de la empresa familiar por intereses propios, por querer emprender o llevar a cabo un proyecto independiente. Las universidades han aportado a que esta tendencia vaya en crecimiento ya que se impulsa el emprendimiento.
“Ser propietario de una empresa implica estar profesionalizado y estas situaciones son un hecho y se da de que los sucesores no se sienten llamados a dirigir una empresa, en este sentido es recomendable respetar la vocación, aunque hay varias alternativas”, explicó.
Una de las soluciones es recomendar que un profesional en administración y liderazgo de compañías se quede al frente de la empresa sin quitar autoridad ni jerarquía a los inversionistas y fundadores, que pueden estar supervisando todo el trabajo desde el exterior.
“Yo encuentro muy difícil que no quieran manejar una empresa, aunque implica la necesidad de prepararse, hay que tener conocimientos para estar al tanto de que los profesionales cumplan con su trabajo, la empresa no se va a morir si hay gente profesional dirigiéndola”, señaló.
Pero no sólo se trata del futuro de la empresa, también del cambio de vida que el fundador experimenta después de haber pasado tantos años al frente de su negocio.
“A veces los fundadores no saben qué hacer con su tiempo después de la empresa, es un cierre de ciclo a fin de cuentas, porque todas las empresas tienen visión de ser de largo plazo, y ellos tienen otros conocimientos y habilidades, y han dejado pasar muchas cosas por dedicarse en cuerpo y alma a sus empresas”.
Para el experto, uno de los casos más representativos en León y México es Flexi, empresa de calzado que cuenta con 80 años de trayectoria y actualmente está siendo dirigida por la tercera generación de la familia Plascencia.
“Está siendo dirigida de manera muy brillante, tiene la tendencia de que hay una posibilidad de relevo a las siguientes generaciones, es muy interesante porque es una empresa exitosa no sólo en el país, sino fuera de las fronteras”, afirmó.
Superan pocas empresas el relevo generacional
El consultor José Luis de la Vega señala que la primera generación de emprendedores ha quitado a la siguiente el interés por tomar la batuta de los negocios que heredaría.