Roy Oliver, un agente de policía blanco de Texas, se entregó el viernes a las autoridades tras ser acusado de asesinato al disparar contra un adolescente negro que estaba desarmado en un coche. El suceso aviva el debate en Estados Unidos sobre los reiterados episodios de violencia policial contra la comunidad negra.
Oliver, de 37 años, mató el pasado sábado a Jordan Edwards, de 15 años, que estaba en un coche con dos de sus hermanos después de salir de una fiesta en una casa de compañeros de instituto en un barrio mayoritariamente negro e hispano en Balch Springs, un suburbio de Dallas.
Edwards, que tenía un expediente académico y deportivo ejemplar, murió de un disparo en la cabeza. La policía asegura que recibió una llamada por altercados en una fiesta y que oyó disparos. Cuando se desplazaron a la zona, dos agentes pidieron al vehículo con los adolescentes que se detuviera, pero, por motivos que se desconocen, no lo hizo. Oliver decidió abrir fuego.
La policía anunció el martes que había suspendido de empleo al agente por incumplir las normativas de conducta tras analizar la grabación de la cámara de video que llevaba.