Carlos Vela (Cancún, 1989) era el niño más codiciado para los equipos de futbol en el país. Su talento fue canalizado por las Chivas que lo atrajeron a sus equipos juveniles. Allí coincidió con Javier Hernández (Guadalajara, 1988) , quien tenía el futbol en el tuétano gracias a que su padre y abuelo fueron futbolistas. Ambos, bajo competencia entre sí, afinaban sus reflejos para el gol.
Vela ponía las gambetas, Chicharito los remates de cabeza. A sus 16 años empezaban a pelear por el mismo puesto, el de centrodelantero. Esa misma disputa la llevaron a la selección de menores. El seleccionador Jesús Ramírez tuvo que tomar una decisión para definir a sus delanteros de cara a la Copa del Mundo sub-17 en Perú. El entrenador prescindió del adolescente Javier Hernández. El equipo mexicano ganó ese Mundial. Carlos Vela fue el campeón de goleo con cinco tantos y Chicharito vio desde la tribuna, entre lágrimas, cómo sus compañeros daban la vuelta olímpica.
Tras ese campeonato del mundo, Vela fue fichado por el Arsenal. Hernández se quedó en Chivas y fue hasta septiembre de 2006 cuando debutó en la primera división. En su primer partido marcó un gol. Los dos delanteros vivieron procesos distintos: el primero transitó en el Salamanca y en el Osasuna; el segundo en el banquillo de suplentes.
Los mexicanos se reencontraron en el Mundial sub-20 en 2007. Vela y Hernández fueron las apuestas seguras de la delantera, aunque solo el Chicharito pudo marcar en una ocasión. Pero lo que ahí germinó fue una buena asociación para sumarse al ataque, el nacido en Cancún empezó a mostrarse más funcional al poder jugar por las bandas e incluso como un media punta.
Fue hasta la víspera del Mundial en Sudáfrica cuando la selección de México los juntó de nuevo. Hernández era el hombre gol en la liga de su país y era el fichaje del Manchester United de Ferguson. Se trataba de un amistoso frente a Nueva Zelanda. Ambos ingresaron de cambio en el segundo tiempo. En cuatro minutos cada uno hizo un gol. Eso le valió para que la FIFA los considerara como la pareja de delanteros más temida de cara al campeonato sudafricano detrás de David Villa y Fernando Torres, Lionel Messi y Gonzalo Higuaín. La estrategia de Javier Aguirre y una lesión de Vela les impidieron jugar juntos.
Si algo ha marcado la trayectoria de Vela fue una fiesta en octubre de 2010. Los futbolistas de la selección mexicana realizaron una fiesta privada en su hotel y la Federación Mexicana de Futbol encontró como culpables al jugador de la Real Sociedad y a Efraín Juárez. Los sancionaron por seis meses. Pero a raíz de eso Carlos se exilió de su selección, rechazó jugar el campeonato mundial en Brasil y dejó a Chicharito sin su cómplice.
Cuando Vela hizo las pases con la selección jugó a lado de su colega, Hernández, frente a Holanda en un amistoso. Esa noche en Ámsterdam el de la Real hizo un doblete y Chicharito uno más. Todo parecía promisorio para que México jugara la Copa de Oro en Estados Unidos con los viejos amigos; sin embargo, una lesión en la clavícula de Hernández lo frustró. El siguiente torneo era la Copa América Centenario aunque Vela rechazó la convocatoria.
La reunión entre ambos delanteros se ha dado en los juegos de eliminatoria mundialista, donde Vela descompone el ritmo de los defensores de los rivales y Hernández los goles con cualquier parte del cuerpo. Vela y Chicharito suman dos goles cada uno. Una muestra de esta buena conexión fue el partido contra Estados Unidos en el Azteca. El del Bayer Leverkusen salió a velocidad en un contragolpe, le quebró la cintura a su marcador y luego la cedió a un Carlos que barrió rivales para hacer un gol al ras del césped.
Su más reciente nexo fue en el primer gol de México frente a Portugal. Vela recibió un pase fortuito de Raúl Jiménez. Eligió tirar un centro corto a Javier Hernández antes de probar a puerta y allí el exjugador del Real Madrid atacó la pelota con un gran cabezazo.
Osorio ya pecó con no poner esta dupla frente a Nueva Zelanda, una donde Vela gambetea y Hernández hace los goles.