Obtener buenas calificaciones depende de diversos factores, como las capacidades de cada individuo, el tiempo que se le dedique al estudio e, incluso, la forma en que se imparte la clase.
La psicóloga Úrsula Palomar, indica que estos aspectos deben ser observados por los padres para advertir los efectos positivos y negativos en el desarrollo educativo de los estudiantes y, en consecuencia, considerar la posibilidad de reforzarlo con diversos estímulos.
Las recompensas y castigos, agrega, son modelos de modificación conductual, los cuales deben ser nombrados como consecuencias positivas y negativas, para evitar una connotación impositiva en los chicos.
“Es una forma en que ellos pueden entender fácilmente que a toda acción corresponde una reacción. Desde ahí podemos definir que una recompensa o consecuencia positiva es todo aquello donde el hijo reciba algo benéfico por realizar correctamente un comportamiento, y esto lo va a ayudar a aumentar la frecuencia de esa conducta”, explica.
También resalta la importancia de que los papás se pongan de acuerdo en cómo se afrontarán dichas consecuencias positivas o negativas.
“Los padres deben conocer las capacidades y habilidades de sus hijos y ayudarles a fomentarlas; no podemos esperar resultados de algo que no hemos enseñado. Si no se les enseña a tener buenos hábitos de estudio no podemos exigir un 10”, aclara.
Para el pedagogo Luis Palencia el uso de los premios y castigos es pertinente, oportuno y necesario, pero es importante que no se genere un abuso de éstos durante la etapa educativa. “Se debe lograr un equilibrio entre el uso de los premios y castigos en relación con la edad y la reflexión que alcanzan los hijos, para que no necesiten reforzadores externos de sus acciones, sino que sean motivados por sí mismos, que realicen con responsabilidad y gusto las acciones que los llevarán a demostrar lo aprendido en una evaluación”, menciona.
El especialista clasifica las recompensas en tres tipos: afectivas, materiales y de autonomía, ejemplos de estas últimas son salir con los amigos, elegir una actividad extracurricular o conceder permisos.
Estos premios se darán dependiendo de las necesidades que los padres observen en sus hijos. “Las recompensas y los castigos deben ser previstos, es decir, advertirle a los estudiantes la realidad de cómo les afectarán las calificaciones en su desarrollo (…) Por otro lado, es muy importante que ningún castigo le reste dignidad a los hijos y, mucho menos, atente contra sus derechos humanos”, comenta.
Finalmente, Teresa Schäfler, directora del Centro Escolar Morelos, asegura que si los padres dedican de siete a ocho horas a la semana para convivir con sus hijos, ellos podrán desarrollar las habilidades necesarias para un desempeño adecuado en la escuela.
“Es importante que sepan cómo van a manejar la motivación de sus hijos y trabajen en equipo con la escuela y sus maestros (…) El castigo ayuda a suprimir una conducta indeseable, pero necesitamos que los padres sean emocionalmente estables para lograrlo en forma adecuada”, precisa.
“Es bueno alentarlos previamente con alguna recompensa en proporción al logro; a veces no se trata de que hagan las cosas bien o mal, sino que sólo hay que enseñarles qué es lo que los profesores o los padres de familia esperan de su desempeño”.
Medidas balanceadas
Expertos dan estos consejos para tratar a los hijos después de las calificaciones:
-Los premios deben ser proporcionales al logro y la mayoría deben ser emocionales, no materiales; por ejemplo, reconocer un logro ante la familia o apoyar en una actividad extracurricular, entre otros.
-Ningún castigo puede restarle dignidad a los hijos o atentar contra sus derechos humanos.
-Antes de imponer un castigo se deben explicar las consecuencias de la acción negativa que lo provocó.
-Es importante evitar cualquier agresión, ya sea física, verbal o emocional.
-Una sanción puede ser no permitir al niño salir a una reunión con amigos, a un campamento o una tarde de videojuegos; o bien, postegar la entrega de un obsequio.
Material de apoyo
Estos textos pueden ayudar a los padres a guiar a sus hijos en la escuela.
-Aprende a Educar sin Gritos, Amenazas y Castigos Naomi Aldort, Ediciones Medici
-Aprende a Vivir con Niños. Ser para Educar Rebeca Wild, Herder
-Guía para Educar con Disciplina y Cariño Marilyn Gootman, Medici