El decreto del presidente Donald Trump que restringe la llegada de personas de seis países islámicos entró en vigencia el jueves por la noche, aunque sin las disposiciones que en enero causaron protestas y caos en aeropuertos de diversas partes del mundo.

Las nuevas disposiciones, producto de meses de forcejeo en tribunales, no constituyen una prohibición total, sino un endurecimiento de los criterios de visado. La medida también afecta a los refugiados.

Los funcionarios se comprometieron a que la puesta en marcha de la medida será en forma ordenada esta ocasión y dio inicio a las 8 de la noche hora del este de Estados Unidos (0000 GMT).

El portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, Dan Hetlage, dijo que su agencia “actuará como siempre en nuestros puertos de ingreso” y que los portadores de visa válida no tendrán problemas para viajar al país.

Sin embargo, los defensores de los inmigrantes y los refugiados dijeron que impugnarán las nuevas disposiciones, mientras que el gobierno ha tenido dificultades para explicar cómo es que la medida aumentará la seguridad de Estados Unidos.

De acuerdo con las restricciones temporales, las personas de Siria, Sudán, Somalia, Irán y Yemen que ya tengan visas estarán autorizadas a ingresar en Estados Unidos.

Pero las personas de esos países que deseen nuevas visas tendrán que mostrar que tienen una estrecha relación familiar o un vínculo actual con una entidad como una escuela o una empresa en Estados Unidos.

 

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