A sus 71 años de edad, Tomás Juárez se juega la vida por 500 pesos semanales.
Con sólo un carrito naranja como protección, don Tomás se dedica a barrer el Malecón del Río, entre los vehículos que pasan a toda velocidad junto a él.
Todos los días le toca barrer desde el puente ubicado frente al mercado República hasta el primer puente del bulevar Hidalgo.
Luego de cinco años de vivir de este oficio, en el que apenas percibe dos mil pesos al mes, don Tomás Juárez desconoce que el Municipio le paga a la empresa que lo contrató para barrer las calles, el triple de lo que él recibe como sueldo.
En promedio, el Municipio paga al mes seis mil 366 pesos por cada uno de los 420 barrenderos que hay en la ciudad.
Sin embargo, los barrenderos cobran apenas un sueldo de dos mil a dos mil 800 pesos al mes. Hasta el 70% del dinero que el Municipio destina para el barrido de las calles se lo quedan las empresas concesionarias y sólo el 30% es para el sueldo de los barrenderos.
El pago por más de 134 millones de pesos que reciben al año las empresas encargadas del barrido y recolección de la basura en León, no se traduce en buenos sueldos ni condiciones justas para su personal, que no es remunerado ni con la mitad de lo que le cuesta al Municipio cada trabajador.
En León hay más de 420 personas como don Tomás Juárez, barriendo calles, bulevares, plazas y paraderos de las orugas, contratadas por ocho empresas privadas a las que el Municipio les concesionó este servicio a cambio de un pago mensual de dos millones 674 mil pesos.
Esto equivale a que cada trabajador le cuesta a la ciudad, seis mil 366 pesos, aunque los barrenderos ganan entre 500 y 700 pesos a la semana.
Barrenderos plus
En la ciudad, también hay cuadrillas de trabajadores cuyos contratos están asignados a 19 personas, entre quienes el Gobierno Municipal entrega un millón 102 mil pesos. A diferencia de los trabajadores del barrido manual, estas cuadrillas auxilian durante la organización de eventos, conciertos, en la limpieza de ríos, arroyos, etcétera.
Estos trabajadores son aún más caros para la ciudad, ya que las cuadrillas están integradas por alrededor de 135 trabajadores, lo que equivale a que cada uno le cueste a la ciudad, ocho mil 162 pesos.
De acuerdo a las versiones que algunos de estos trabajadores proporcionaron a AM, en ocasiones el ambiente de trabajo es más pesado por el mal trato que reciben algunos de parte de sus encargados de cuadrillas.
Semanalmente, los trabajadores reciben un sueldo que va de los 550 hasta los 650 pesos dependiendo a la empresa para la que laboren, cubriendo jornadas de ocho horas diarias.
Las facilidades que ofrecen para poder entrar a trabajar con alguna de las empresas hacen que la gente de mayor edad se decida a tomar la escoba y el recogedor como sus herramientas de trabajo.
Para poder ingresar como barrendero sólo se necesita la documentación básica como la CURP, acta de nacimiento, identificación con fotografía, comprobante de domicilio y en algunos de los casos comprobante de estudios, aunque muchos de los que trabajan aquí no terminan ni siquiera la primaria.
Municipio no responde
por barrenderos
Los barrenderos y barrenderas que prestan sus servicios para la ciudad, ni siquiera cuenta con protección del Municipio, ya que al privatizar estos servicios, son las empresas las que asumen toda responsabilidad en caso de un accidente o fallecimiento.
Así lo confirmó el director del Sistema Integral de Aseo Público (SIAP), Norberto Gerardo Origel Camacho.
“La responsabilidad es del particular (…) ya sea de las concesiones o los servicios contratados directamente. La relación laboral está muy clara: ellos contratan al personal, ahí no podemos fijarles un salario, pero sí les pedimos que sea al menos lo que marca la ley más sus prestaciones, que implica la carga social: seguro social, infonavit, vacaciones, antigüedad, cesantía, todo eso”.
En caso de algún accidente, el Municipio está totalmente libre de cualquier responsabilidad y sólo coadyuva para que el prestador del servicio le dé la atención necesaria a su trabajador, destacó el director del SIAP.
Llevan a nietos
El funcionario aceptó que muchas veces los trabajadores de estas empresas se hacen acompañar de sus familiares, sin que la dirección pueda hacer algo al respecto.
“Que pasa en este medio, y pasa con nuestra gente y con la de las empresas: se llevan al esposo, al nieto a que los acompañen a laborar, no podemos nosotros impedir eso. Se les hace la recomendación en el contrato que deben de evitar ese tipo de cosas pero no podemos entrar mucho.
“Es muy común de que se le vaya a apoyar en el sentido de compañía a la persona que está trabajando o hacerle menos pesada su carga de trabajo y es muy común que algún hijo, esposo, pareja o algún nieto acompañe a este tipo de personas que laboran. No es lo más adecuado, definitivamente”.
Y aunque la labor de los barrenderos puede llegar a ser peligrosa, sobre todo cuando se encuentran sobre bulevares, no existen horarios preferenciales para barrer ciertas zonas donde el tráfico es más pesado, ya que el horario laboral es de siete horas y media, tiempo en el que deben limpiar la zona que les tocó.
“Todo el trabajo en bulevares es diurno, salvo lugares difíciles, la Zona Centro, que sí tenemos que manejar doble turno por la forma de operar de la zona. De 7 a 3 de la tarde con su media hora de comida, así están establecidos los contratos. Zona Piel o Centro seguramente ahí se entra en un segundo turno desde las 3 y hasta las 10 de la noche”.
Vienen cambios en barrido
Con el fin de eficientar el sistema de barrido en la ciudad, el Ayuntamiento lanzó una licitación cuyo proceso vence en diciembre y que durará 32 meses.
El director del SIAP, Norberto Origel Camacho explicó que actualmente se realiza en cada una de las 13 zonas asignadas para barrido manual un “barrido fino”, lo cual provoca que no se alcancen a cubrir todas las áreas.
“Actualmente se hace prácticamente en todas las zonas barrido fino todos los días. ¿A qué le llamamos barrido fino? A llegar a barrer guarniciones, camellones, no solamente el papeleo que le llamamos (recoger papeles)”, apuntó el funcionario.
“Lo que estamos intentando cambiar es en el nuevo proceso de licitación a ser más eficientes, vamos a manejar terciado el papeleo (recoger papel) y terciado el barrido. Hoy se hace papeleo, mañana se hará fino, el siguiente papeleo y se cierra con papeleo”.
Para ello, la dirección del SIAP también solicitará la compra de dos barredoras de entre 175 y 295 mil dólares a su Consejo.
“Se tardan más barriendo y no cubrimos porque es barrido fino, es por cuestión de tiempo. Vamos a tener que reforzar esa parte que vamos a terciar con barrido mecánico. Con éstos ahorros de la reconformación de zonas de barrido que vamos a hacer podamos adquirir dos barredoras más”.

Incumplen con dar de alta a barrenderos ante IMSS

La Dirección de Aseo Público ha detectado que muchos barrenderos ni siquiera están dados de alta en el IMSS.
“Sí hemos detectado que no hay asegurados”, reconoció el director de la dependencia, Norberto Gerardo Origel.
“La mayor parte sí están asegurados porque saben que son multas difíciles”.
No es el único rubro en el que incumplen las empresas, ya que al mes, el Director del SIAP firma de 15 a 20 sanciones contra las empresas responsables del barrido y recolección de la basura.
“En los contratos está claro que si no les dan los aditamentos necesarios, si no traen casaca, los contratistas o concesionarios pueden ser sujetos de multa. Las faltas que más incumplen: falta de uniforme, personal incompleto, en barrido (deben traer) 30 ó 35 personas y cuando hacemos supervisiones aleatorias traen 25.
“Son multas que van de tres mil hasta cinco o seis mil pesos mensuales, cuando el contrato es de 70, 80 ó 90 mil pesos ya te empiezan a impactar. Si no los tienen asegurados son las multas más altas”, detalló Norberto Origel.
El SIAP obliga a las empresas a otorgarles un seguro de vida a los trabajadores que barren las calles y el límite de edad es de 68 años, explicó Origel Camacho “Quiere decir que mayores a esas edades no pueden contratar porque se los limita el propio seguro de vida”.

‘Es muy poca la paga’

Aunque es pensionado, las ganas de trabajar nuevamente hicieron que don Tomás Juárez de 71 años, saliera de su casa para agarrar la escoba y el recogedor y convertirse a mucho orgullo en barrendero.
Así como él, Manuel Garmiño de 58 años, desde hace 10 años barre un tramo del bulevar López Mateos, donde tiene que lidiar con los automovilistas que no lo respetan. “Yo también soy pueblo, también tengo derechos, el batallar con la gente es lo más difícil”, asegura este hombre quien utiliza un marcapasos por un problema cardiaco.
Don Manuel, espera con ansia que llegue el momento de su jubilación para llevar una vida más tranquila.
Sabe de los riesgos de su trabajo, y si bien se siente en buena forma, ha tomado como medida contratar un seguro de vida para no dejar sin respaldo a su familia, implicándole mayores gastos, pero garantizando su bienestar.
Otro de los barrenderos que trabaja en la misma ruta, Alejandro Prado de 54 años, no recomendó a las personas entrarle a este oficio, porque consideró que es muy poca la paga y mucho el riesgo que viven diariamente.
“Yo les recomiendo a los jóvenes que se han animado a entrarle de barrenderos, mejor que le busquen por otro lado, sobre todo que se dediquen mejor a estudiar”, manifestó con nostalgia Alejandro, quien no pudo terminar la escuela.

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