Esa sensación cuando caes, cuando estás cayendo. Esa sensación donde asusta saber, o el no saber, dónde va a terminar la caída.
¿Qué te espera abajo cuando termine la caída?
Pero lo que más aterra es no tener control del cuerpo, de los movimientos, no controlar nada y sólo hay una cosa que se puede hacer mientras todo está en vértigo: esperar.
Ese es el claro ejemplo de lo que le pasa a Torrente dirigiendo al León: caída libre.
La noche del martes cayó sobre un colchón, uno no tan cómodo, pero que sí le evitó daños mayores.
Torrente da la sensación de no tener el control sobre lo que pasa en el juego o con su equipo. No modifica. Manotea, pero por más que se mueve, no pasa nada y sólo le queda esperar a ver cómo se resuelve todo, dónde termina por caer.
Desde el torneo pasado comenzó la caída. No importa lo que haga, la sensación es que todo se resolverá desde otro punto, desde otro puesto que no sea el banquillo.
O termina de caer, se levanta y controla el vértigo o la temporada será otra vez un interminable precipicio.
La gran ventaja que tiene Torrente es que aunque parece que él no puede decir ni cómo ni dónde frenar la caída, sus jugadores sí. Hay elementos con mucho talento en el plantel del León y todo indica que los refuerzos vendrán precisamente a eso, a fortalacer y solucionar.
A título personal, sigo sin poder ver qué es lo que Grupo Pachuca vio y ve en Torrente para estar al frente del León. Eventualmente, como los demás entrenadores, él también se irá. Se fueron los más exitosos, los que se quedaron cerca, los ídolos, así que no tardará en irse también él, es inevitable.
El León está en caída libre, el grupo está unido y respalda al técnico, pero esa sensación si llega al vestidor, comenzará con la desestabilización; es algo normal y nada extraordinario. Caer, caer, sólo caer, hasta que alguien lo pare.
La directiva del León no puede hacer como que no pasa nada. El discurso de la continuidad pierde fuerza cuando su entrenador parece transmitir inestabilidad, además de poco o nulo dominio de su equipo y de lo que pasa en el juego.
No es malo caer, lo malo es que la caída parece que no tiene final.
Twitter: @pacovela