Creo que ya lo he contado por aquí varias veces, pero la anécdota es esta: Dalí soltó una frase que describe completamente la situación cultural en nuestra ciudad “De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas”.
Estamos hablando del hombre que tenía más excentricidades que lunares, del que llevaba el bigote siempre apuntando a las 10:10 y que pidió expresamente se lo dejarán así incluso en la tumba. Del que iba por la vida con un bastón y golpeando a diestro y siniestro sabiendo que el golpeado debía de agradecerle el favor. Del hombre que tenía por hobby desconcertar a sus invitados hasta dejarlos dudando de su propia existencia.
Pues bien, a todo este rollo me suena lo que acontece en nuestra tierra, puritito surrealismo con tendencias trágicas. Se necesita tomar en serio la cultura, no como un motivo para celebrar festividades o pasearnos los fines de semana, sino como lo que es en realidad: un derecho de cualquier ciudadano.
Y ya entrados en gastos, que se haga bien, de manera profesional… porque no sé ustedes, pero dicen por allí que si uno hace bien su trabajo todo tiende a mejorar.
El Forum Cultural y el Teatro del Bicentenario están en crisis y depende de los ciudadanos que eso se acomode de la mejor forma. Me encantó ver la reacción de las personas que se han visto involucradas con el teatro; artistas extranjeros que demostraban su perplejidad al saber lo que se cocía dentro de esas paredes. Si ellos, que son de fuera, saben valorar lo que se trabaja dentro de nuestras fronteras, ¡cuánta responsabilidad tenemos los que nos enorgullecemos de ser leoneses!
León ha sido una ciudad de progreso, de personas trabajadoras y gente luchona. Pero el peor error que podríamos cometer es pensar que “ya estamos bien”, no señoras y señores, a esta ciudad le queda una vida por mejorar.
Sueño con un transporte digno que toque cada rincón de León y sus alrededores, un hospital con las mejores instalaciones y un personal preparado, sueño que la educación pública se deje de burocracias del siglo pasado y avance en pos del futuro de los ciudadanos, sueño con gobernantes que tengan su lealtad con la gente y con ciudadanos conscientes de que el cambio comienza dentro de sus mentes, sueño con jóvenes que no se duerman en sus posesiones, sino que luchen con el corazón en mano por la igualdad, sueño con mujeres seguras sin una amenaza en la nuca, y por supuesto, sueño con teatros, bibliotecas y museos a reventar.
Sueño con personas profesionales que quieran sacar el mayor partido al Forum Cultural. Con que la cultura se tome como una vía de progreso y no el patio trasero donde poner los favores (o berrinches) de alguien más.
Sé, que si nos organizamos y nos olvidamos de los “así son las cosas, no se pueden cambiar”, habrá pequeñas victorias entre las múltiples injusticias. Y esas victorias se harán cada vez más grandes y realistas.
Y nos dejaremos del surrealismo y pintaremos la situación de León con un realismo puro y duro.
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