Quien no conoce la historia y, en particular la de su país, está condenado a repetir sus errores o a que la población sea engañada
con mañas y métodos ya conocidos y experimentados en demasía durante el pasado.
Curiosamente, en estos días, se está poniendo delante del pueblo un velo mágico que va a dar una imagen de honestidad a toda prueba y unas manos tan limpias como las de Poncio Pilatos cuando lavó las propias para enviar a Jesús de Nazareth con Herodes Antipas.
El velo es la fiscalía anticorrupción, y no quepa la menor duda de que quien vaya a ser designado fiscal general, va a ser una persona en la que converjan las voluntades y conveniencias de Poncio Pilatos y Herodes Antipas para aplicarle al pueblo la “Ley de Herodes”.
Pero nada de hacer teatritos ni sentirse ofendidos por estas ilusiones multicolores que se le ofrecen al pueblo, pues en nuestra historia – y sólo voy a referirme a algunos aspectos de Antonio López de Santa Anna a nuestros días – está plagada de traiciones y corrupciones, “cueste lo que cueste y a quien le cueste” ya que este último “cueste” casi siempre ha sido el pueblo.
Por ejemplo, como crudamente apunta Armando Ayala Anguiano, autor de la obra “México de Carne y Hueso”, en la que comparte que la separación definitiva de los texanos de México… “se iba a deber no sólo a la corrupción de la burocracia mexicana, sino también a una tortuosa maniobra de los esclavistas norteamericanos.” Vicente Filísola declaró que ordenó abandonar Texas, al saberse vencido por algo que ha infligido a México muchas derrotas tan ignominiosas…: la corrupción.
En otra parte relata que había “…matones pagados por los santanistas, quienes no olvidaban el ascenso que Santa Anna les había concedido, la patente de impunidad que les extendió, los negocios sucios que les permitió hacer, el empleo burocrático con que los favoreció, las glorias falsas con que les permitió solazarse. Para ellos la derrota de Texas no pasaba de ser un pecadillo sin importancia… “
Es interesante tener acceso a esta obra porque no es editada ni censurada por el Estado. En otro punto expresa que “con la independencia, su suprimió el tributo personal que pagaban los indígenas, pero en cambio se establecieron innumerables impuestos nuevos, gabelas (tributo, impuesto o contribución que se paga al Estado; carga, servidumbre, gravamen); alcabalas (tributo del tanto por ciento del precio que pagaba al fisco el vendedor en el contrato de compraventa y ambos contratantes en el de permuta), etc., que los dejaron en situación peor. Los derechos políticos que les fueron concedidos no podían ser una compensación, ya que ni siquiera los entendían.”
“Santa Anna repartiría “chambitas”, algunas muy jugosas por las oportunidades que ofrecían para “morder”.” De tal manera, no vengan ahora con que los agentes de tránsito o de vialidad son unos “mordelones” porque la mejor forma de evitar la “mordida”, si es que no están de acuerdo con ella (la “mordida”), basta con el hecho de que cumplamos con nuestras obligaciones reglamentarias y, de esta manera los agentes tendrán que organizar mejor lo que les paga el municipio. Tan fácil como eso. Cumplamos cívicamente con nuestras obligaciones y consideraciones sociales y se acabaron las “mordidas”.
Que nos quede claro, no hay razón para llorar, ya que somos los ciudadanos quienes provocamos las “mordidas”, la corrupción y, para que ésta exista, mínimo se necesitan dos partes; con una que cumpla con todas sus obligaciones, la otra no tendrá motivo para tirar la tarascada, lo que nos hará reir.
O, ustedes, amables lectores, ¿Qué opinan?
Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones. Prohibida su reproducción parcial o total. La copia o distribución no autorizada de este artículo y, en su caso, su correspondiente imagen, infringe los derechos de autor.