Mientras pastoreaba sus chivas, Ignacio Villafaña Mosqueda encontró el cuerpo de un hombre en estado de descomposición al fondo de la Cañada Grande, a 2 kilómetros de la comunidad El Eslabón.
El jueves por la tarde salió de la comunidad con sus 30 chivas y sus 2 perros, ese día tomaron un rumbo diferente, sus animales lo guiaron cañada abajo, cerca de la peña donde toman agua. A pocos metros vio un zopilote revolotear muy bajo.
En ese momento, sus dos perros comenzaron a olfatear y salieron “disparados” hacia el lugar donde Ignacio había visto al ave.
“Yo vi que llevaban algo que habían agarrado y dije ‘el coyote’ y que me acerco y que veo que salió otro perro, y se me hizo raro ver al perro que quién sabe de dónde salió y que me doy la vuelta y que lo veo ‘ay madre’ me di vuelta y salí corriendo, no sé cómo subí la vereda en chinga (sic)”, relató Nachito.
El cuerpo quedó sobre un montón de piedras, donde se forma un arroyo en tiempo de lluvias.
Subió a una de las partes más altas del barranco para lograr tener señal en el teléfono y hacer el reporte que llegó poco después de las 7 de la noche a la cabina de Emergencias.
Aunque les advirtió que el camino era peligroso.
Poco después de las 7:30 de la mañana de ayer, Protección Civil llegó a la Central de Bomberos, desde donde se inició la travesía de casi una hora y media de camino en carretera y otra parte de terracería. Ignacio y otros lugareños recibieron a las corporaciones a las 9:20 de la mañana.
La travesía inició, y a pesar de que PC y Bomberos intentaron ingresar con cuatrimotos, el terreno no lo permitió. El cuerpo se encontraba a 2 kilómetros de distancia, y detrás de un barranco, por lo que los elementos comenzaron la caminata de una hora. Hasta ayer, el cuerpo no había sido identificado.

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