Los inspectores internacionales llegaron el martes a Damasco para comenzar la ardua tarea de supervisar la destrucción del arsenal sirio de armas químicas en medio de una guerra civil.
Los expertos de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW por sus siglas en inglés), con sede en La Haya, Holanda, tienen unos nueve meses para completar la misión de hallar, desmantelar y eliminar el arsenal del presidente Bashar Assad calculado en 1.000 toneladas.
Su tarea ha sido avalada por una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que dispone que dicho arsenal quede neutralizado para mediados del 2014. Es el plazo más perentorio que han tenido jamás los expertos de ese organismo.
El equipo de avanzada de 19 inspectores y 14 miembros de la ONU llegó a Damasco el martes por la tarde en un convoy de 19 vehículos escoltado desde la frontera libanesa por dos representantes de la cancillería siria. Los expertos establecieron una base logística para su tarea inmediata, dijo la ONU en una declaración.
Los expertos en La Haya dijeron el domingo que la prioridad de los inspectores es anular la capacidad siria para producir armas químicas a más tardar el 1 de noviembre utilizando todo medio posible.
Algunos de los inspectores comprobarán la lista inicial revelada por Siria y su localización. Otros trazarán la logística para visitar todo sitio donde haya armas químicas. En el término de una semana, un segundo grupo de inspectores debe llegar para formar los equipos que visitará cada lugar indicado.
La misión de los inspectores tuvo su origen en un ataque mortífero con armas químicas a suburbios de Damasco, en control de la oposición, el 21 de agosto. Estados Unidos y sus aliados atribuyen el ataque al gobierno sirio, y Damasco acusa a los rebeldes.
Ese ataque hizo que el gobierno de Barack Obama amenazara ataques punitivos al régimen de Assad, lo que a su vez desencadenó semanas de diplomacia febril que concluyó con la resolución del viernes de la ONU.
La resolución también apoyó un plan de transición política en Siria adoptado por algunas naciones en junio del 2012, e instó a una conferencia internacional de paz en Ginebra “lo antes posible” para que lo aplique.
Las negociaciones de Ginebra han sido demoradas una y otra vez, sin que el gobierno de Siria ni la oposición demostraran mucho interés en asistir, mientras la guerra civil sigue sin definirse. Además no hay acuerdo acerca de quiénes deberían participar.
Los esfuerzos por llevar a los dos bandos a la mesa de negociaciones sufrieron otro revés durante el fin de semana cuando el canciller sirio dijo que el gobierno no hablaría con la Coalición Nacional Siria, el principal grupo opositor apoyado por Occidente.
Rusia, estrecho aliado de Siria, trató de limar asperezas el martes cuando el canciller Serguei Lavrov dijo que los rebeldes sirios “razonables” podían participar. Lavrov dijo a la prensa en Moscú que las potencias occidentales deberían estimular la participación de rebeldes que no tuvieran “posiciones extremistas o terroristas”.
El movimiento rebelde también está escindido entre facciones vinculadas al Ejército Sirio Libre, respaldado por Occidente, y brigadas extremistas islámicas vinculadas con al-Qaida, que también suelen luchar entre sí.
Un grupo activista sirio dijo que más de 115.000 personas han muerto en la guerra civil. La cifra del Observatorio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, incluye 29.000 soldados del gobierno, 18.000 milicianos progubernamentales y unos 23.000 rebeldes.
En julio, la ONU calculó el número de muertos en Siria en más de 100.000, pero no ha actualizado la cifra desde entonces.
Inspectores entran en Siria
Los inspectores internacionales encargados de supervisar la destrucción de las armas químicas sirias inician la tarea de supervisar la destrucción del