Rafael Márquez, una de las estrellas más conocidas de la selección mexicana varonil, destaca en el Mundial en Rusia. Sin embargo, no es solo por su capacidad en el campo de juego.
Márquez, de 39 años, está en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de personas que según la institución han ayudado a lavar dinero a los cárteles de la droga. Su inclusión en la lista prohíbe a los ciudadanos, empresas y bancos estadounidenses tener cualquier tipo de relación con él.
Así que Márquez no bebe de las mismas botellas de agua con publicidad de las que toman sus compañeros ni viste el mismo uniforme durante los entrenamientos. En vez de ser colocado frente a los logos de los patrocinadores en cada oportunidad, como es el caso para los jugadores importantes, a Márquez lo mantienen alejado.
Si llegara a tener el mejor desempeño en un juego, él seguramente no será llamado Jugador del Partido Budweiser. Su hospedaje es cuidadosamente supervisado para evitar que se aloje en lugares que tengan vínculos con estadounidenses, incluso si eso significa conseguirle un cuarto de hotel alejado del resto del equipo. Y sin importar qué tan arduo sea su trabajo en el campo, Márquez ha aceptado no recibir pago por su participación.No obstante, también podría ser complicado para los bancos.
La FIFA, el órgano rector del futbol mundial y organizador de la Copa del Mundo, destinó 1,5 millones de dólares a cada equipo para prepararse para el torneo; a la selección mexicana le envió esta cantidad en euros a través de bancos no conectados con el sistema financiero de Estados Unidos.
Los patrocinadores corporativos, particularmente los estadounidenses, que pagan para tener sus marcas exhibidas por todos lados en la Copa del Mundo y cerca de las estrellas del torneo se mantienen tan lejos como pueden de Márquez.
Márquez —quien está en la lista negra del Departamento del Tesoro desde agosto— y varias empresas vinculadas a él están acusados de ser testaferros y mostrarse como propietarios de bienes de Raúl Flores Hernández, sospechoso de dirigir una organización de tráfico de drogas.
Aunque no ha sido acusado penalmente, los activos financieros de Márquez en Estados Unidos, así como sus bienes mexicanos con vínculos al sistema financiero estadounidense fueron congelados. Él ha negado repetidamente cualquier nexo con narcotraficantes y ha contratado a un equipo legal para desafiar su inclusión en la lista y tranquilizar a los patrocinadores inquietos.
Uno de sus abogados, José Luis Nassar, quien ha fungido como vocero, ha dicho: “Estamos en franca fase de colaboración” con funcionarios estadounidenses para resolver el asunto.
No obstante, los patrocinadores siguen tratando a la superestrella como kriptonita.
La Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y la FIFA conocen la peculiar situación de Márquez desde hace meses, pero le permitieron ser convocado y acudir al torneo. De hecho, ambos organismos han trabajado en conjunto para llevar su participación en el torneo de modo que evite cualquier problema con el Departamento del Tesoro, según varias personas involucradas con la planeación que hablaron bajo la condición de anonimato.
“La FIFA está consciente de la situación del jugador Rafael Márquez y estamos en contacto frecuente con la asociación de fútbol de México”, se lee en un comunicado de la federación internacional. La FMF, en su propio comunicado, reconoció que ha tenido que hacer ajustes para Márquez, quien es también capitán del equipo.
“Tomamos en serio las acciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y hemos estructurado nuestras operaciones en Copa del Mundo para no violar las leyes sobre las sanciones de Estados Unidos”, dijo la FMF, la cual tiene significativos intereses comerciales en Estados Unidos, en especial con su socio exclusivo para los derechos comerciales, Soccer United Marketing.
Soccer United Marketing declinó realizar comentarios.