El tema sobre la violencia intrafamiliar se refiere a aquella violencia que pasa dentro de la familia, y Margarita es una mujer que en su infancia sufrió este tipo de violencia y que ha dejado secuelas que hasta la fecha está tratando de resolver.
“Cuando se habla de este tipo de violencia, las personas piensan que es de una pareja violenta, sin embargo no necesariamente es así, en mi caso las agresiones venían de mis abuelos y de mi mamá”, dice Margarita, quien tiene 54 años de edad, es casada y tiene tres hijos.
Durante su relato Margarita habla de la admiración que tiene por su madre, quien luchó de una manera y otra para sacar adelante a sus hijos, y sobre su padre habla de la bondad y el cariño que lo caracterizaban, sin embargo llega el momento en que durante la conversación aflora el recuerdo sobre las agresiones.
“Mis abuelos eran personas con ideas muy arcaicas, y por supuesto tenían la idea de que todo se resolvía a manera de golpes, yo tenía mi cabello largo y cuando me escondía de él porque estaba enojado, en donde me encontraba me jalaba del cabello y así me daba”, recuerda Margarita.
Incluso cuenta que todavía después de casada, su madre la sobajaba y le pegaba, además de que el daño no era sólo físico también era psicológico, ya que sus decisiones no eran consideradas y terminó creyendo que su opinión no tenía validez.
A pesar de que esta mujer encontró una pareja que la respeta y que como ella misma dice “con altos y bajos hemos salido adelante”, el efecto del maltrato que vivió en casa a la fecha ha perjudicado su desempeño como persona, como profesional y como madre.
Recibe apoyo
Margarita terminó una carrera profesional que en realidad nunca ejerció, a pesar de dedicarse a su familia a la fecha su relación con su hija se encuentra deteriorada y hasta hace unos meses creía que todo aquello que estaba mal era su responsabilidad, todo esto como parte del daño emocional que afectó su personalidad. Precisamente hace unos meses se presentó en Instancia de la Mujer en Purísima del Rincón para unirse a un curso de manualidades, en el lugar se encontró con personas a las que ahora considera amistades y además recibió apoyo psicológico en DIF lo que le ha ayudado a tomar decisiones propias, a sentirse más segura de sí misma y a reconocer el valor que tiene como ser humano.

Hay más opciones

Al cuestionar a Margarita sobre lo que una persona en su situación puede sentir y de qué manera tiende a reaccionar, dice “En lo personal te aseguro que aun cuando piensas que todo está muy mal yo nunca he optado por el suicidio, sí te deprimes y cualquier comentario te puede lastimar y a veces lo que más quieres es que alguien te abrace y te escuche”.
Entonces ¿cuál sería tu recomendación para quienes se encuentran en una situación de violencia?
Dice Margarita “En realidad creo que cada caso es diferente, yo estoy en un proceso en el que me he sentido muy bien y estoy mucho más tranquila, pero lo que ha marcado la diferencia para mí es tener la oportunidad de platicar lo que siento y sobre todo que he encontrado a las personas indicadas para escucharme, así es que lo que yo podría recomendar es que se acerquen al lugar adecuado para recibir atención, es un paso que cuesta mucho trabajo pero que de verdad te cambia la vida”. Puntualizó Margarita.
Margarita ha comenzado una nueva etapa en su vida, con pasos que poco a poco han marcado una gran diferencia en la forma en que se siente y cómo ve la vida a partir de sus terapias y de las actividades manuales que ha aprendido a hacer.

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