“Aquí está el cuerpo de un olvidado por su familia, pero nunca olvidado por Dios Nuestro Señor”: María N.
Esta es una de las frases que se pueden leer en un altar que se encuentra en la zona de fosas comunes del Panteón Municipal Norte.
Este monumento a los cuerpos olvidados se halla al fondo del cementerio, ahí se observa un camino con flechas rojas que guían hacia el altar.
Tumba olvidada
Está hecho con varias cajas de unicel, una manta negra como mantel, calaveritas de papel, flores artificiales, arroz, semillas de girasol, una taza de café y, no podían faltar, dos cervezas.
De esta parte del panteón se puede decir también que es la olvidada, pues a estos cuerpos ya nadie los visita ni les pone una flor, están solos en la fosa común.
Trabajadores cuentan que sólo una señora decora hace varios años las piedras enterradas en el suelo con la leyenda “fosa común”, además de que en cada una coloca un arreglo redondo con flores de colores de papel y la carita de una huesuda.
Sólo una mujer los visita
“Una mujer viene, limpia las tumbas y después las arregla para que estén listas el Día de Muertos”, comentó un trabajador del panteón.
La incógnita de quién es la señora queda en el aire. Como los muertos de la fosa, nadie sabe cómo se llama ni de dónde es, sólo llega cada año para traer un detalle a los muertos olvidados.
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