Jhoel Deyvert Condori Aliaga fue secuestrado en la plaza de su pueblo a principios de septiembre; sus padres vieron como el automóvil de una compañía minera se lo había llevado. Meses más tarde, su cuerpo fue encontrado enterrado en el centro de una mina y con el cuello cortado, como parte de un ritual.

Este fin de semana, la Policía de Bolivia reveló detalles del caso ocurrido en la provincia de Muñecas, La Paz, en Bolivia.

Circulan leyendas urbanas de que este ritual trae abundancia a las minas. Foto: Ilustrativa de Pixabay

No es el primer caso

De acuerdo con el medio Infobae, los secuestradores del niño son mineros del pueblo que Cosñipata, quienes llevaron a Jhoel a la mina de Santa Bárbara, lo golpearon, abusaron de él y finalmente lo sacrificaron en un ritual para encontrar más oro en la mina.

De acuerdo con datos de la Policía Nacional bolivariana, este es el cuarto sacrificio de un menor que se ha registrado este año por parte de mineros para provocar una “lluvia” de oro.

 

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