Sí, lo sé. Así se van las figuras casi siempre, por la puerta de atrás. Lo sé, nadie por encima de la institución, el Club primero, nadie es indispensable y esas frases “matonas”. Pero cuidado señores, lo mismo se dijo cuando partieron Rafa, “El Aris”, “El Gullit”, “El Gallo”, Arizala, Loboa. Britos y Elías, y ¿Qué pasó? Se los recuerdo: todo empezó a venirse abajo.
Con esa lana que ha entrado, se ha invertido mal, muy mal, qué argumento hay para pensar que otro Mauro Boselli será contratado, no digo para el próximo torneo, para los próximos años. No hay.
Jesús Martínez Murguía hace mal en dejar ir a su mejor y único delantero rentable desde 2012, apuesto a que le duele perderlo. Hace mal en no valorarlo, en no tratarlo como lo que es; “una figura”, un tipo distinto. A las figuras señores, hay que tratarlas como tales, como se trató a Rafa Márquez y sus lunes de asueto, como se trató al retirado y ‘mión’ Landon Donovan o como se había tratado al propio Mauro hasta ante de su tercer intento de ampliación de contrato. Como Tigres trató a Gignac.
O acaso, y con todo respeto, como dice el “gran campeón mexicano”, ¿Hay que tratar a Mauro como se trata y se negocia con Cerato, Cornejo, Yairo, Mosquera o Mejía? Jamás.
A los tipos que te rinden, hay que cuidarlos, chiquearlos y no dejarlos ir así, con comunicados en Twitter.
Entonces; ¿Mauro no se equivocó? Claro, obvio, sus palabras fueron agresivas y su festejo una falta de respeto al “patrón” y una violación a su perfil, a sus ideales.
Fue enseptiembre del 2017, cuando Boselli consiguió su gol 100 con el León ante el Pachuca, un día después de ese logro y tras recibir la mantota con su imagen y cientos de firmas de aficionados, declaró; “No soy de hacer festejos, siempre he sido muy sobrio”.
Catorce meses después y tras 130 goles, 129 de ellos con casi el mismo festejo, el capitán felino decidió celebrar como “anciano”. Ahí explotó la bomba.
Sí, Mauro es argentino, es sobrado, es soberbio, sí, pero también es un gran goleador, uno de 130 tantos, no vistos en León en 70 años. Por eso Chucho debió, desde antes, negociar, irse a cenar con Mauro o si no, buscar a su sustituto, algo casi imposible.
O me van a decir que ‘Bosellis’ hay en todos lados. Los que hay, cuestan 5 o 6 millones, los cuales no hay, ni habrá hasta que se terminé el nuevo estadio.
Lo más triste de esto, en las declaraciones de Chucho, deja entrever que Boselli mintió cuando dijo que el dinero no era “factor” para no renovar. Jesús dijo que sí la hubo y que Mauro rechazó el bajarse el salario, qué triste que termine así, como un chisme de vecindario.
PD: Cuidado, que “El Chapo” termina igual y seguro dirán que no pasa nada.