Se nos va el 2018, un año complicado, bravo, de retos, de demostrar de qué estamos hechos.

Fue un año de frenar lo que más amamos (narrar fútbol), pero sin dejar de estar ahí, día a día, como desde hace casi 13 años, en la cobertura de los esmeraldas, del verdibanco, sin necesidad de ser exclusivos o pasajeros VIP de este barco.

Fue un año de incursionar en el sabroso béisbol y el intenso básquetbol. Un año en donde dejamos las páginas sepias, para por fin aparecer en las del bien llamado “Siempre líder”.

El 2018 nos dejó decepciones en lo deportivo, bombas que no estallaron en una Fiera sin colmillos, sin juegazos y sin liguillas. Con un “Chavo” Díaz muerto con la suya y su discurso endeble como escudo. Por cierto, en otra columna, les contaré aquella tarde en donde el DT uruguayo, me cantó un ‘tirante’, es real, patín y trompo, solos, con unos baños como marco y todo por culpa de un tuit, en donde hablé de quién creen, de Mauro Boselli.

Lo mejor en el verde y blanco este año fue, sin duda, el anuncio del nuevo estadio. No más. “Un Lugar para Creer” (¿Si se  llamaba así?) viene en camino, lento, pero seguro, con mucha expectativa, con un dineral inmiscuido.

De la humildad a la soberbia

Para hablar de lo peor, todo tiene que ver con lo deportivo. Desde Landon Donovan (quien por cierto, pidió que me vetaran este año), hasta el graffiti de Giles Barnes, Cecchini y muchos que no se han ido. Jugadores que sólo han venido a cobrar, a divertirse y para colmo, a no dar la cara. Elementos que se agrandaron, cantaron y se marcharon. Referentes que se lesionaron o están a nada de irse, peleados, emberrinchados. 

Se va el 2018, un año en donde, otra vez, no regresó la humildad que tenía este Club hasta antes del Bicampeonato.

Y es que antes, en épocas de Gustavo Matosas, el León se dejaba ver 4 de 5 días, luego fueron 3 de 5, hasta llegar a lo de hoy, un equipo que oculta no sé qué, con sólo dos entrenos abiertos por semana. El verdiblanco se convirtió en un equipo soberbio y hasta  irrespetuoso con su propia prensa.

Por eso y muchas cosas más, ya vete 2018 y bienvenido seas 2019, con todo y su torneo de Clausura. Un año para romperla, para hacer cosas diferentes y para desearle a los Verdes, sólo cosas buenas. Y es que no puede ser de otra manera, este equipo no puede volverse a quedar sin fiesta y menos ahora, que estarán ligados con los que de alguna manera, les robaron cámaras, aficionados y mercadotecnia. Los renovados Bravos de León, aparecerán con todo y por todos lados. 

Cuidado León, que si te descuidas, en lugar de Fierabono, más de uno, irá por su Bravobono.

PD. A darle con todo en el 2019 señores y recuerden, como me enseñó Tony Rocha, vamos por el SÍ, que al cabo que NO, ya lo tienen.

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *