Erin y Abby Delaney son hermanas gemelas y nacieron unidas por la cabeza. Esta es una extraña condición que en el caso de las pequeñas era aún más rara: sus cráneos estaban totalmente fusionados y la conexión se extendía profundamente al tejido cerebral.
Para salvar a las gemelas, que estaban unidas en la parte superior de sus cabezas, en el Hospital de Niños de Philadelphia les practicaron una cirugía que duró 11 horas, en junio de 2017. En ese momento tenían 10 meses de edad, la operación fue un éxito gracias al uso de dispositivos innovadores, una planificación estricta y un muy preciso trabajo en equipo.
“Los bebés con esta afección se curan más rápido y mejor cuanto más jóvenes están en separación, debido a la plasticidad y a los poderes regenerativos del cerebro joven”, dijo el neurocirujano Gregory Heuer, quien dirigió la operación junto con el cirujano plástico Jesse Taylor.
Antes de la operación, los médicos les practicaron varios procedimientos para prepararlas, incluida la colocación de un implante que las separaba gradualmente (uno o dos milímetros diarios). Además, pusieron un expansor de tejidos para estirar su piel. Todo esto fue documentado en un reporte publicado en la revista científica New England Journal of Medicine.
Más de 30 doctores
La separación involucró a 30 profesionales de la salud y tuvo un resultado favorable.
Su neurocirujano, el doctor Gregory Heuer, declaró: “están evolucionando mejor de lo que esperábamos. Quizás haya demoras pero el proceso de separación reinicia el reloj de desarrollo. No estamos seguros de cómo terminará esto pero es algo bueno. Cuando no tenemos respuestas nos sentimos relativamente bien, porque significa que la puerta está abierta”.
6 de cada 10 millones nacen con dicha condición
Los médicos dicen que la condición de las siamesas Delaney era una de las más atípicas: ocurre en seis de cada 10 millones de nacimientos. Por estar totalmente fusionadas, compartían un seno sagital superior, que es un gran vaso que lleva la sangre desde el cerebro hasta el corazón, lo que hacía aún más complicada su situación.
El reto era equilibrar la ventaja de su temprana edad con los riesgos de realizar una cirugía mayor en esa etapa, “especialmente en una condición tan extremadamente rara y compleja”, explicó Heuer. Entonces adaptaron a sus necesidades sofisticadas tecnologías quirúrgicas para la separación. Se valieron de computadoras para hacer diseño, modelado e impresión de un modelo tridimensional para ayudar en la planificación quirúrgica.
Cumplieron 2 años
Ha pasado poco más de un año y medio desde la última operación y Erin y Abby, ahora tienen dos años y llevan una vida normal junto a sus padres Heather y Riley en Mooresville, Carolina del Norte. En un futuro tendrán que ser operadas para colocarles un implante que repare las aberturas de sus cráneos. Mientras tanto, ambas están en su casa y crecen junto a su familia. Ya balbucean y a gatean, asisten a terapias físicas, del desarrollo y del habla.
Con información de: La Opinión.