Más de mil civiles armados montaron la madrugada de ayer una operación para perseguir a los asesinos de uno de sus líderes y detuvieron al director municipal de Policía, Óscar Ulises Valle, y ocho agentes.
Los captores del mando policial llegaron hacia las 4 de la madrugada a esta población en busca de los secuestradores y homicidas de un comandante de policías comunitarios, Guadalupe Quiñones Carbajal, asesinado el lunes.
Horas después de la retención del mando policial -interceptado en la camioneta en que viajaba, despojado de ésta y capturado junto con ocho uniformados- la procuradora de Justicia de Guerrero, Martha Elba Garzón, arribó a la sede del Ayuntamiento para pedir a los comunitarios la entrega del funcionario y los agentes a la autoridad estatal.
Tras una reunión con el líder de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), Bruno Plácido, y la alcaldesa, Elizabeth Gutiérrez, se acordó la destitución de Óscar Ulises Valle de su cargo, su liberación y la entrega a la PGJ para que se investigue si tiene nexos con criminales.
Movilización
Integrantes de la UPOEG denunciaron que Quiñones Carbajal, quien era comandante de un grupo de autodefensa, fue secuestrado la mañana del lunes en la comunidad de San Juan del Reparo del Municipio de Juan R. Escudero.
El cadáver fue abandonado horas después en un taller a pie de carretera en esta población, cabecera municipal, que dista 20 kilómetros de Acapulco.
Por ello, a las 2 de la madrugada de ayer, la Unión organizó la búsqueda de los homicidas y dos horas más tarde ingresaron a esta población decenas de camionetas con policías comunitarios.
Los traslados de hombres armados se prolongaron durante la madrugada y la mañana.
Con rifles y pistolas de bajo calibre, cuadrillas de Ayutla, Tecoanapa, Cuautepec, Marquelia, San Marcos y Copala iniciaron revisiones en calles y viviendas y montaron retenes en los accesos a la comunidad.
Hacia las 9:30 de la mañana, el Director municipal de la Policía fue detenido cuando viajaba en una camioneta marca Durango, con vidrios polarizados, en cuyo interior había ocho rifles AR-15, dijeron los comunitarios.
El grupo de autodefensa retuvo al funcionario al acusarlo de encubrir a los asesinos del líder civil y llevó la camioneta al Centro de la comunidad.
“Esto es un reto, una amenaza, entre la delincuencia y nosotros, nos secuestraron y después mataron a un compañero y fue por eso que implementamos este operativo”, dijo Plácido.
La procuradora Garzón fue movilizada en un convoy oficial y escoltada por ocho agentes hasta el Ayuntamiento a las 11:30 de la mañana.
Indicó que días antes de ser asesinado, Quiñones denunció la presencia de un grupo de delincuentes que extorsionaba a los vecinos.
“Me informa Bruno Plácido Valerio que están exigiendo que el Director de la Policía Municipal les diga quién o quiénes mataron el comandante de la UPOEG”, expresó la Fiscal.
Por la tarde, el Cabildo de Juan R. Escudero aprobó la destitución del Director de la Policía Municipal.
El hecho fue confirmado por el dirigente estatal del PAN en Guerrero, Andrés Bahena, quien solicitó que la PGJ investigue si el jefe policiaco destituido está involucrado con criminales.

‘No habrá más sicarios’

“¿A qué hora empieza la repartición?”, dice un hombre alto con pelo a rape y boina negra sobre los ocho rifles AR-15 y AK-46 encontrados en la camioneta que utilizaba el director de la Policía Municipal, Óscar Ulises Valle, cuando fue detenido la mañana de ayer por los civiles.
Minutos después, el individuo lleva terciado una de las armas largas.
“Llegamos en la madrugada y la gente ya no quiere que nos vayamos”, señala uno de los casi mil policías comunitarios que llegaron a las 4 de la madrugada de ayer a esta población para buscar a los homicidas de Quiñones.
Vecinos cuentan que, al oscurecer, la gente se encierra porque individuos armados toman las calles y secuestran a los vecinos o cobran cuotas.
“Aquí estaremos uno o dos días”, refiere el hombre que empuña un rifle calibre .22.
“Si la gente nos garantiza la comida, aquí vamos a estar brindándoles seguridad”.
Sus compañeros y él comieron ayer tacos de huevo en salsa roja y verde y hubo quienes alcanzaron barbacoa de pollo.
Los civiles instalan retenes en la carretera. Uno ve a lo lejos un vehículo color arena con dos pasajeros.
“A ver, a ver, tengan cuidado. Ahí viene una camioneta, deténgala, deténgala”, se escucha a un comandante en el radio de banda civil.
Chofer y copiloto bajan. Los rodean comunitarios, los revisan y un jefe los despacha.
“No hay problema, váyanse ya, y recuerden que aquí ya tomamos el control de la seguridad, no habrá más sicarios”.

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