León ha sido un precursor, un referente, en el estilo de gobernar. Las innovaciones que trajeron las administraciones municipales panistas lograron atender mejor a los ciudadanos desde los años 90. 

“Miércoles ciudadanos”, ventanillas únicas, “Premio León a la Calidad”, “5 eses” en las oficinas municipales para tenerlas dignas, portales de transparencia en el uso de los recursos, Consejos ciudadanos, todas fueron indudablemente mejoras en el estilo de gobernar y atender al ciudadano. 

Pero ha pasado el tiempo y no sólo León, sino muchos municipios mexicanos, no han generado ya innovaciones que mejoren los servicios a la gente. 

Las tendencias en la llamada “gobernanza” incluyen el acercamiento al ciudadano, la digitalización de servicios y ventanillas virtuales para trámites, la transversalidad de proyectos, la democratización en la toma de decisiones, la denuncia ciudadana en tiempo real, las videocámaras ciudadanas en áreas y lugares clave, la desconcentración en las urbes en Delegaciones, el rediseño urbano para hacer ciudades más humanas, entre otras estrategias. 

Pero una que se han tardado en probar, es la figura del “city manager”. Desde hace años, líderes de opinión, académicos y organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), incluso legisladores y hasta funcionarios municipales con visión, han sugerido introducir la figura del “administrador municipal” a nuestro País, a semejanza de los “city manager” de los Estados Unidos, Canadá y Europa, que se han reflejado en mejoras en los servicios locales, al seleccionar personas adecuadas y tener así mejor desempeño de los servicios y cumplimiento de la ley. 

El esquema del “city manager” en Estados Unidos tiene ya un siglo y ha ayudado a combatir malas prácticas de la burocracia y mejorar los servicios de la ciudad.

¿Qué es un “city manager”? es un funcionario que se encarga de la parte estrictamente técnica y operativa del gobierno municipal, es decir, de la gestión diaria de los servicios. 
Debe ser un personaje que se enfoque en darle seguimiento a las políticas públicas, al buen comportamiento de la burocracia e incluso denunciar a los mismos ciudadanos que violan la ley. 

Es, digamos, un “orquestador”, pero se puede convertir en un “zar”, en un “fiscal” que ahora apoyado incluso por tecnología como Periscope, monitoree la vida diaria de la ciudad. 

En la Ciudad de México estas figuras han causado polémica (reconozcamos que los “chilangos” son pioneros en innovaciones), pues allí la labor que hacen se apoya en tecnología y en redes sociales. Y aquí viene la polémica. 
Los ciudadanos y los burócratas captados “in fraganti” apelan a los derechos humanos que tienen para evitar que sean videograbados. 

¿Se imaginan transmitiendo en vivo a las redes sociales? Podríamos ver ciudadanos que no respetan un alto o tiran basura en la calle; a policías que reciben “mordidas”, observar las filas en los servicios públicos, eliminar las llegadas tarde de un burócrata al trabajo, todo ello, en ese diario trajín de una ciudad. 

Pero para concretarlo, se requiere seleccionar un líder entre la comunidad que tenga la aceptación y el consenso. Además que pueda permanecer (como los Cronistas) y trascender a los cambios de gobierno, lo que garantizaría una visión de largo plazo. 
Sería un funcionario público que no tuviera filiación ni compromisos políticos y que tomara decisiones amparado en argumentos técnicos y de eficiencia administrativa. 

El “city manager” no sería un jefe de gabinete, tampoco supliría al Secretario del Ayuntamiento, sino que sería un profesional contratado especialmente para asumir funciones ejecutivas delegadas por el Alcalde. 

En nuestro amado País, además de la capirucha, Tijuana ha sido pionera al ser el primer municipio  en haber puesto a prueba la figura del “city manager” en 1995. 

Aunque hay pocas experiencias documentadas, éstas se han dado más al seguimiento de la inversión pública y al Plan Municipal de Gobierno, a la evaluación de resultados y a las propuestas de nuevos proyectos y no tanto a supervisar la vida diaria de la ciudad. 
Aunque se puede prestar a tener protagonismos o poder que no se ganó por elección, pienso que sería muy deseable probar en León,  la figura del “administrador municipal”, sobre todo en las grandes ciudades, porque existen decisiones técnicas en cuestiones de residuos, de agua y saneamiento, catastro y desarrollo urbano que no se pueden quedar en manos de los políticos, sino que se detecte en las calles el problema y la solución. 

Para concretarlo se requiere primero que los Ayuntamientos cambien su marco legal y que los políticos respeten esa figura institucional. 

Actualmente los medios de comunicación hacemos parte de esta función. Los ciudadanos mismos con sus denuncias lo hacen, pero sin autoridad legal y eso es lo que hacen precisamente los “city manager”. 

La experiencia más reciente es la delegación Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, donde se han dado resultados valiosos, como dar a conocer actos de corrupción de autoridades, denuncias sobre uso indebido de funciones, reportes a las fugas de agua, mejoras al sistema de recolección y disposición final de basura, cambios en sistemas como el alcoholímetro, mejoras a programas de repavimentación y acciones de seguridad pública.
Todo siempre y cuando el “city manager” viva y trabaje en las calles y sufra, junto con la gente, la realidad que no siempre los funcionarios ven y ni sienten.

*Director de la Universidad Meridiano, A.C.

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