De acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la bisexualidad es la capacidad de atracción emocional, romántica o física hacia más de un sexo o un género. En muchas ocasiones, en pláticas comunes o incluso en las luchas por el avance de los derechos, la bisexualidad se hace presente como un tema a abordar; aunque a su vez llega a ser relativizada como irrelevante, incluso dentro de la propia comunidad LGBTIQ+.
En efecto, en nuestras sociedades existen concepciones tan arraigadas sobre cómo deben ser las personas, que se llega a presumir que las personas únicamente son definidas por su sexo y que ello, en este caso, define a su vez la orientación sexual de cada persona. Este tipo de sesgos culturales, que conforman lo que se conoce como heteronormatividad, generalizan las relaciones heterosexuales, consideradas las únicas normales, naturales y deseables, y tienden a generar la idea de que no existe la bisexualidad. Así, sin medias tintas, como si todo fuera blanco o negro.
Lo anterior produce, en principio, una serie de problemas que bien pudieran parecer irrelevantes, pero que impactan directamente en la forma en que se tratan las problemáticas a las que están expuestas las personas bisexuales. Uno de esos problemas es la falta de información sobre la discriminación y formas de violencias específicas que sufren éstas.
Y es que desde una perspectiva transversal de la violencia, es decir, desde una óptica que permita identificar todos aquellos aspectos o circunstancias que convergen, no puede ni debe hacerse invisible la bisexualidad. Estar conscientes de la bisexualidad, brinda herramientas para revelar la existencia de estereotipos sobre esta orientación sexual, la manera en que se combinan con otros y cómo nace la violencia. Así, por ejemplo, una mujer no se encontrará expuesta sólo a la violencia producto del machismo y la desigualdad tan conocida en la actualidad, sino que el hecho de ser bisexual aumentará su nivel de riesgo.
Por ello, resulta fundamental que se posen las miradas sobre la misma existencia de la bisexualidad y se concientice sobre la necesidad de visibilizarla. Con ello, será posible impulsar una recopilación de datos efectiva sobre las violencias particulares de las que son víctimas. De lo contrario, además de propiciar que no se cuente con información fidedigna, se genera impunidad respecto de los actos y crímenes a los que están sujetas. Invisibilizar a las personas bisexuales esconde los datos y, con ello, verdaderas causas de los problemas e imposibilidad de resolverlos.
La recopilación de datos ayuda a reconocer que estas personas están ahí. Además, nos da herramientas para saber qué, cómo, dónde, cuándo y por qué suceden las cosas. Con ello, es posible construir políticas públicas y acciones específicas que atiendan necesidades determinadas. Herramientas como Visible, plataforma que impulsa Amicus con el objetivo de denunciar, documentar y generar información sobre la violencia contra personas LGBTIQ+, son primordiales en el camino para generar una sociedad más equitativa. Reporta en https://amicusdh.org/visible/
Amicus, “Derechos Humanos por el cambio social”
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