España.- Un bebé con poco tiempo de nacido, fue sometido a una cirugía en donde debido a un error por parte de los médicos, le tuvieron que amputar su pierna.

Con tan solo 23 semanas de embarazo, la mamá del bebé comenzó a tener un embarazo complicado debido a que empezó a perder líquido amniótico, por lo que fue ingresado de emergencia al Hospital General de Castellón.

Una semana después, el jefe de pediatría le comunicó que si el parto se llevaba a cabo, por la falta de gestación, el bebé podría perder la vida; pero a causa de las complicaciones que se estaban presentando, la madre tuvo que ser intervenida y realizarle una cesárea.

El bebé nació pesado 880 gramos y pese a los riesgos que hubo, nació sano y en buenas condiciones.

Era muy prematuro, pero estaba bien.”, contó su familia.

El bebé permaneció en incubadora desde el día que nació.

Después de un mes, el estado de salud del bebé comenzó a agravarse, por lo que estuvo en constante cuidado y supervisación médica.

Empezó a ponerse mal en la incubadora y nos hicieron ir hasta allí a toda velocidad. Estuvieron dos días pinchándole en las femorales buscando una vía central.”, escribieron los padres en una carta.

Cuando los padres tuvieron autorización de poder ver a su hijo, el bebé ya tenía una de sus piernas llena de hematomas.

El jefe de pediatría nos dijo en palabras textuales ‘nos equivocamos'”, contaron los padres.

Los médicos habían perforado de un pinchazo una de las venas de su pierna derecha, lo que provocó que perdiera el riego sanguíneo de toda la extremidad, eso generó que en un principio la tuviera en un tono morado hasta llegar a un color negro.

En un inicio los especialistas le dijeron a los papás que la amputación sólo sería para la punta de los dedos, pero después de revisar, les dijeron que la amputación llegaría hasta por 10 centímetros debajo de la rodilla.

Dijeron que solo le amputarían la punta de los dedos, pero no fue así.

Los padres llevaron el caso a Defensor del Paciente través de una carta que escribieron, pero dejaron el caso a cargo de María Teresa Gisbert, fiscal superior de Valencia

 

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