La figura de Luis Donaldo Colosio ha sido eje central de dos series estrenadas en Netflix en apenas dos meses.
Mientras eso ha ocurrido, el PRI mantiene un papel marginal, por no decir inexistente, en el diálogo mediático y político nacional. Incluso, se hizo pública una información que daba cuenta de la pérdida de más de 5 millones de militantes de ese partido, de los que no cuentan con la documentación actualizada. ¿Padrón inflado?, vergonzoso.
A eso habría que agregar que la disputa por la dirigencia del tricolor es todo menos institucional, con señalamientos de intervención del presidente López Obrador a favor del gobernador de Campeche, Alejandro “Alito” Moreno, y jaloneos protagonizados por el exrector de la UNAM, José Narro, y la actual dirigente, Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas de Gortari.
En ese contexto, primero apareció la serie “Historia de un Crimen: Colosio”, que desde mi punto de vista carece de sustento periodístico, y apunta más al drama que a la documentación y la verificación. Considero que ese material, puede inducir a la teoría de que Raúl Salinas de Gortari estuvo implicado no sólo en el crimen del aspirante presidencial, sino también en el de José Francisco Ruiz Massieu, padre de la actual dirigente del PRI.
Luego, el viernes pasado, Netflix lanzó la serie documental “1994”, dirigida por el periodista Diego Osorno. Dicho trabajo recoge archivos valiosos, particularmente para quienes no vivieron esa época y podrían revivir escenas que no vieron en su momento, pero también acumula entrevistas con personajes que fueron clave entonces y lo siguen siendo, desde Carlos Salinas de Gortari, pasando por el Subcomandante Marcos (ahora Galeano), Luis Donaldo Colosio Riojas, Antonio Lozano Gracia e incluso Raúl Salinas de Gortari. Como uno de los hijos de la crisis de ese año, me pareció interesante. Particularmente una escena en la que el descarado Diego Fernández de Cevallos habla de honor. A veces me da risa, otras enojo y concluyo en lástima. A pesar de la fortuna de la que dispone el señor.
Se observa además material en el que aparecen o se escucha a unos jóvenes Carmen Aristegui y Jorge Ramos, o bombardeos en Chiapas tras el alzamiento del EZLN el 1 de enero de 1994 o la reconstrucción del asesinato de Colosio, por parte de Mario Aburto Martínez.
Como espectador, puedo decir que “1994” aporta entrevistas, contexto, imágenes, video, declaraciones y datos que me parecen valiosos.
Como periodista, me pregunto, ¿por qué ahora, en un periodo de tiempo tan corto, justo cuando el PRI está en una condición de enfermo terminal, pareciera que es tan importante revivir una vez más el tema Colosio?
¿Por qué los Salinas abren las puertas de su hogar en los tiempos de AMLO?, ¿Salinas intenta, otra vez, limpiar un poco su imagen?, ¿pretende el PRI apartarse del estigma de los hermanos Salinas?, ¿apela el PRI a Colosio para tener un salvavidas y detener su hundimiento?, ¿intentan influir dichos materiales en el proceso de sucesión de la dirigencia del PRI?
¿Usted qué preguntas se haría o se hace?
Cuando se trata del PRI, yo sólo digo: piensa mal y acertarás.
El autor es Director Editorial de Quinto Poder y colaborador de am en la Ciudad de México.
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