Olga María Echeverría es una joven de 26 años que representa el papel de la buena samaritana y desde que era una niña pertenece a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del templo de la Divina Providencia.
“La samaritana es la que se encarga de darle el agua a Jesús cuando se la pide. La verdad esta es la primera vez que me dan un papel importante porque siempre he salido de piadosa desde niña”.
Junto a su esposo, quien durante 19 años ha tocado el tambor para la Hermandad, asiste cada año para encarnar el papel que el coordinador le confíe, este año con mayor responsabilidad que los anteriores.
Olga María es una persona alegre y vivaz, que disfruta de pasar tiempo con los integrantes de la Hermandad y servir a Dios entregándole un poco de tiempo, no solo en Semana Santa, ya que su fervor por las fiestas cuaresmales surge gracias a que su familia es devota.
“Asisto porque me gusta interpretar los papeles del Viacrucis, es algo que me llena el alma y mi amor por la Iglesia es grande”.
En los 17 años que Olga tiene cerca de la Iglesia, ha interpretado el papel de una de las mujeres piadosas.
Confieó que se ha tomado un par de años de descanso porque los papeles importantes ya estaban ocupados y no se daba la oportunidad a la gente nueva.
Representar en el Viacrucis es una experiencia imponente para Olga, ya que es algo especial que la diferencia de muchas personas, y la acerca más a Dios.
“Al momento que pasa esto sientes como si lo estuvieras viviendo como lo vivió Dios, nosotros sabemos que a la mejor no es lo mismo que él sintió, en ese momento se siente la sensación así de wow”, dijo.
Golpear a Jesús no es fácil
José Luis González Medina es un hombre que a sus 36 años representa al azotador de Jesús, él al igual que su familia, pertenece a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del templo de la Divina Providencia.
Es trabajador de una ferretería, trabajo que le permite desempeñarse con soltura en su papel y le permite permanecer cerca de la Iglesia todo el año.
Son ya 29 años los que han participado en el Viacrucis de esta hermandad, el amor a Dios y su deseo de permanecer cerca de la Iglesia es lo que hace que año con año quiera regresar y cumplir con el deber que tiene con el Señor.
“Yo soy el que se encarga de decirles qué hacer, además azoto a Jesús, algo que no se siente muy bien”.
José Luis se desempeña como el encargado de coordinar a los judíos, su trabajo es el de cuidar a los caballos y organizar a sus compañeros.
“Viene de familia la tradición, anteriormente aquí salían mis hermanos, éramos como 8 ó 9 primos aparte y viene de generación atrás, también salen mis hijos, tengo tres, dos son piadosas y otro es romano”.
Junto con el coordinador del grupo se encarga del montaje y realización de los escenarios que se utilizan en la representación, así como de la elaboración de los trajes que se utilizan.
“Cuando golpeo a Jesucristo me siento adentrado al papel que estoy personificando pero ya dentro de esto como que sí se siente, no sé cómo decirlo, se siente feo al golpearlo, no sé a veces a uno lo están grabando y lo ves y dices ay! Si se siente feo”
Espera que esta tradición siga en su familia y que Dios le preste vida para seguir a sus servicios muchos años más.
Son pequeños personajes
A su corta edad, Sebastián Sister Ovando sabe que representar a Cristo es un gran compromiso.
Sebastián estudia el sexto año de primaria, en el Colegio Pampapipiltzin y aunque la mayoría de sus compañeros disfrutan de sus vacaciones, él asumió el compromiso de interpretar a Cristo en agradecimiento a Dios por las bendiciones que ha recibido.
Ante ello se ha preparado espiritualmente, para dar vida a Cristo en el Viacrucis infantil que se realiza en la Parroquia del Espíritu Santo.
Él llevará en su espalda la cruz, que aunque no es muy pesada, considera que tiene que estar concentrado para cargarla, y realizar los diálogos durante el recorrido.
Para el niño de 11 años, es una gran responsabilidad honrar a Cristo a quien describe como “una persona buena, honesta, moral, que dio su vida por los demás”.
Indicó que su elección fue fortuita. “No sé por qué me escogieron, me comentaron que si quería representar a Cristo y les dije que sí, y desde hace mes y medio, me he preparado para hacer un buen papel”.
Además dijo que cuenta con el apoyo de su familia y amigos, quienes le han dado consejos para representar la Pasión y Muerte de Cristo.
El niño, dijo no estar nervioso, al contrario enfatizó: “Estoy muy emocionado, ya quiero que se llegue el día, sé que es una oportunidad muy especial en mi vida y lo haré con mucha entrega y pasión, es este evento que enriquece espiritualmente a todos los participantes y asistentes”.
Es Claudia
El papel de Claudia lo representará Montserrat Abigail de la Merced Tapia Arellano.
Esta es la segunda ocasión que Montserrat participa en el Viacrucis.
El año anterior representó a la Virgen María lo que fue una gran experiencia y satisfacción para seguir participando. “Fue un sentimiento muy fuerte, porque representarla es muy triste, sufre mucho al ver a su hijo, pero al final me sentí muy contenta, porque es uno de los principales personajes”.
Para este año, Montserrat explicó que el seminarista del templo del Espíritu Santo les puso varias dinámicas para ver el perfil de los niños y así seleccionar su personaje.
Y en esta ocasión le asignaron el de Claudia. “Le he tomado cariño al personaje de Claudia, lo que más me gusta de ella, es que por sueños descubrió que Jesús era inocente y por eso quería que lo salvara Pilato”.
Continuó: “Mi personaje siente que Jesús es inocente y le pide a Pilato que no lo crucifique, pero Pilato por temor lo crucifica, entonces yo me pongo muy triste y le insiste a Pilato que es inocente”
Montserrat tiene 11 años y estudia en el colegio Atenas, y espera con ansias que sea viernes, para darle vida a Claudia, personaje que ha estudiado con mucha dedicación y esfuerzo para hacerlo bien.
Esta experiencia Montserrat la comparte con sus papás, quienes también están involucrados en el Viacrucis.
Y aunque Montse aún es pequeña, su amor y devoción le han acercado a Dios, y asegura que de grande quiere ser religiosa.
Ser el ángel significa una gran alegría
María Guadalupe Núñez Rodríguez es una pequeña que con tan solo 11 años ya siente pasión por la representación de Semana Santa, al igual que sus papás pertenece a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del templo de la Divina Providencia.
Es alegre y sincera, le gusta jugar con sus amigas quienes también pertenecen a la Hermandad y ayudar en todo lo que se requiera en la Iglesia.
A pesar de ser sólo una niña, ya cuenta con la experiencia de 3 años en las ceremonias, ella realiza su papel con el fervor que las representaciones litúrgicas requieren.
“Tengo un papel que es el del Ángel que le da el cáliz el día jueves y también salgo de piadosa el día de las tres caídas que es el Viacrucis”, compartió.
El amor a la Iglesia es algo que trae en las venas, ya que no le representa ninguna molestia, porque en esta época prefiere ensayar que salir a jugar con sus amigas, ella además ayuda a su papá a realizar los ramos de manzanilla para el Jueves Santo.
“Siento emoción porque a mí no me importa si voy a salir de este personaje o de cualquier otro, a mí lo único que me importa es que voy a servir a Dios”.
La religión es parte importante de su vida porque para ella, pertenecer a la Hermandad es una cuestión que la llena de amor.