Durante los gobiernos del PRI-AN, las organizaciones de la sociedad civil, -esas de las que tanto desconfía nuestro presidente AMLO-, fueron, junto con los partidos de la izquierda, los contrapesos (débiles, por cierto), que cuestionábamos los excesos del poder desde el gobierno. Lo mismo a favor de reducir las prerrogativas electorales, que para descubrir desfalcos como la “Estafa Maestra”, que para denunciar despilfarros en el gasto público, que para denunciar fraudes electorales, que para pedir eliminar las pensiones a los ex presidentes. De esto tenemos evidencias por décadas.
La izquierda pagó con numerosas muertes en sus filas el desacato; el periodismo independiente ése a quien tanto hoy critica y ofende el Presidente-, también pagó caro sus denuncias. Esas organizaciones florecieron como única manera de resistencia frente al enorme poder presidencial y de la “mafia del poder” que en el sexenio anterior fue rapaz con Peña Nieto al frente, para saquear a la Nación.
Así, nacieron: Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y otros como el colectivo No Más Derroche, que han trabajado también para ser contrapeso a beneficio de la sociedad. Son instancias de investigación y de litigio social a favor de una sociedad que no tiene los recursos para entrar a las catacumbas del poder. Gracias a periodistas como una de nuestras egresadas de Periodismo de la Universidad Meridiano-, laureada por haber realizado la investigación de la “Estafa Maestra” y que han hecho posible dar a conocer el saqueo de recursos públicos.
Pero esta semana, No Más Derroche logró un éxito enorme al lograr detener temporalmente la obra del Aeropuerto en Zumpango. Ellos promovieron un juicio de amparo para suspender la construcción del Aeropuerto de Santa Lucía, y el Tribunal ordenó detener las obras, ya que el proyecto carece la autorización en materia de impacto ambiental, entre otros estudios financieros necesarios y representa un enorme derroche de recursos públicos. Desde que estudiaba su servidor ingeniería civil en la Universidad Iberoamericana México, el Aeropuerto de Zumpango era estudiado y los colegios de ingenieros civiles concluíamos siempre que era inviable técnica y financieramente y la mejor solución era construir en Texcoco. No le encontrábamos la cuadratura al círculo.
No más Derroche ganó esta suspensión. Interpusieron 147 demandas de amparo que fueron divididas entre la Ciudad de México y el Estado de México. Construir en Santa Lucía es un derroche descomunal de recursos públicos. El Gobierno federal canceló Texcoco con un costo bárbaro de 260 mil millones de dólares, cuando por 50 mil millones se hubiera podido ampliar Santa Lucía y ahorrar dinero para destinarlo a programas sociales. Nuestro Colegio de Ingenieros Civiles de México, calculó que el costo de Santa Lucía era de 215 mil millones de pesos, más 100 mil millones de pesos que costaba cancelar Texcoco, o sea, 315 mil millones de pesos, un gigantesco derroche de recursos financieros.
Financiera y técnicamente, cancelar el NAICM el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, fue una monumental tontería. Se pudo haber descubierto la especulación inmobiliaria por los terrenos aledaños (y expropiar terrenos) e incluso, concesionar la obra a empresas privadas, pues un aeropuerto es una enorme fuente de ingresos para el gobierno.
En Singapur pude conocer este esquema. El aeropuerto es público y es una máquina de hacer dinero para crear bienestar en una sociedad próspera como la singapurense.
El detener temporalmente el Aeropuerto de Santa Lucía, es un reconocimiento al Estado de Derecho, pues nadie, ni nuestro Presidente con todo el apoyo del voto popular, puede construir sin tener estudios de factibilidad-rentabilidad y autorizaciones legales. Sé que al final del día, AMLO construirá Santa Lucía y se demolerá el NAICM y así, México perderá financieramente. Generaciones de jóvenes emprendedores del País, verán, frustrados, un aeropuerto demolido y otro que complicará la navegación y el desplazamiento entre terminales. El Gobierno federal habrá perdido así, una empresa generadora de recursos públicos. Los amparos los perderán las organizaciones sociales, pues tarde o temprano, el gobierno, hará el Aeropuerto de Santa Lucía. Ganará el paradigma de que el gobierno no debe hacer negocios. De que es mejor administrar nuestras pobrezas y no arriesgarnos a generar riqueza.
* Director de la Universidad Meridiano
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