Carlos Loret de Mola esperó unos días después de su salida de Televisa para soltar una primera bomba informativa. En una investigación detallada su equipo de reporteros descubren una riqueza inmobiliaria de Manuel Bartlett alrededor de sus familiares. Bienes Raíces comprados durante los últimos 20 años desde que salió de gobernador de Puebla.
Todos quienes están informados saben de las tropelías de Bartlett; algunas rondan como grandes sospechas y otras cometidas a la luz del día. En su paso por la Secretaría de Gobernación en mayo de 1984, con Miguel de la Madrid, se cometió el primer crimen importante de un periodista. Manuel Buendía, el columnista político más influyente de su época, fue cobardemente asesinado por la espalda por órdenes de José Antonio Zorrilla, entonces Jefe de la Dirección Federal de Seguridad, dependiente de Gobernación. Un crimen por el que purgó una condena de más de 20 años. En Los Pinos se sabía que Manuel Buendía conocía las ligas del poder con los cárteles de la droga de esa época. Si bien a Bartlett nunca se le involucró en el crimen, era increíble que no supiera en qué andaba metido su subalterno, jefe de la policía más poderosa y temida de México.
En am nos tocó ser testigos del intento de robo electoral más importante de los últimos años. El 6 de julio de 1988, desde la Secretaría de Gobernación se orquestó el relleno de urnas en Guanajuato y -seguro- en todo el País.
Pusimos el encabezado: “Rellenan las urnas”. En la elección, organizada por Bartlett, habían hecho hasta lo imposible para que ganara el PRI en Guanajuato y en particular en León. Ni con 155 mil boletas apócrifas a favor de ese partido pudieron derrotar al PAN.
Recuerdo la angustia de enfrentarnos al todopoderoso PRI, que controlaba a casi todos los medios y la venta de todo el papel periódico. En una noche negra imaginamos lo peor. Ignorábamos que Guanajuato era el menor de los problemas de Bartlett. Cuando comenzaron a llegar los votos, Cuauhtémoc Cárdenas encabezaba la elección. Había que hacer algo y Bartlett tuvo la ocurrencia de decir que “se les había caído el sistema” para no difundir los datos.
Una frase que lo marcó para siempre y eliminó en nosotros la angustia de ser víctimas de su ira. Guanajuato ya había recibido el autoritarismo del centro cuando desde Gobernación tumbaron a Enrique Velasco Ibarra de la gubernatura. En una maniobra del estilo totalitario sacaron primero a su gabinete para luego “renunciarlo”. Había razones de peso para enjuiciar a Velasco Ibarra por su corrupción. No lo hicieron. Lo que irritó fue la forma soberbia con la que actuó Bartlett.
Cuando no pudo seguir su carrera política en el PRI se fue al PT como senador plurinominal. Finalmente acabó en el gabinete actual, ante la sospecha de todos. Una duda que termina en certidumbre cuando se descubre parte de su riqueza. Más de 800 millones de pesos en inmuebles no declarados más lo que pueda tener en otros bienes y cuentas en el extranjero.
En su paso por Puebla se supo del extraordinario control que tenía sobre todas las obras públicas y privadas. También actuaba como gobernante de horca y cuchillo, como virrey de la Puebla de los Ángeles.
(Continuará)