Este es un breve ensayo pensado para animar a mis estudiantes de periodismo, pues representa un caso en que un grupo periodístico de investigación como la Revista Proceso, se enfrenta a la demanda legal un poderoso hombre que ha sido beneficiado de esas alianzas del poder económico con el político: Ricardo Salinas Pliego y que es hoy, asesor económico del presidente AMLO.
El que un periodista vaya a juicio y se enfrente al aparato judicial por expresar opiniones y en este caso, presentar los resultados de una investigación, es un caso emblemático, pues puede sentar precedentes en contra de empresas periodísticas y de periodistas. Ya Sergio Aguayo -un reconocido académico y editorialista sobre derechos humanos y columnista de AM– enfrenta una demanda millonaria por daño moral, por parte el ex Gobernador de Coahuila.
El litigio Salinas-Proceso es un caso inédito en México de “censura previa”. De acuerdo al Juez, Proceso no puede publicar nada relacionado con el caso que denunció: Pemex-Fertinal. La corte mexicana y la interamericana han dicho que los periodistas podrían ser responsables después, no antes, de una resolución. El impedir hablar o escribir sobre ello, es llamado “censura previa”.
En la demanda, presentada en agosto ante el Juzgado 62º de la Ciudad de México, Salinas Pliego y Banco Azteca afirmaron que Proceso hizo una campaña de desprestigio en su contra, “con el único propósito de sembrar en la población mexicana una idea errónea y negativa” y de difundir la noción de que “el señor Ricardo Salinas Pliego es una persona corrupta”. Los abogados de Salinas reclaman sobre la edición 2229 de este semanario, en cuya portada aparece el rostro siempre sonriente del millonario, con el encabezado “Pemex-Fertinal: El Gran Fraude de Salinas Pliego”.
La investigación de Proceso presentó las evidencias sobre los nexos del multimillonario empresario con una red de sociedades “offshore” dueñas de acciones de Grupo Fertinal en el periodo 2006 y 2016; también mostró cómo empleados de Grupo Salinas ocuparon puestos clave en la empresa, mientras Banco Azteca movía sus recursos financieros mediante un fideicomiso. La investigación periodística muestra sistémicamente, cómo los abogados de Salinas fueron representantes de ese fideicomiso y de Fertinal.
Metodológicamente, la investigación de periodismo económico es impecable, pues logra identificar que las personas que intervienen en la compra venta tienen nexos, antecedentes e intereses con el grupo Salinas. Por eso, el juicio Salinas Pliego vs Proceso, debe levantar alertas en el gremio periodístico, pues Salinas es uno de los asesores del presidente AMLO y sabemos que él no pierde nunca juicios, tanto que el juez Cortés Domínguez, emitió esa orden de “censura previa”.
Los abogados de Salinas atacan desde la estrategia periodística del diseño de la portada de Proceso y el contenido del reportaje. Esa información objetiva muestra el fraude a Pemex con la compra de una empresa en quiebra y dio a conocer el dividendo de 51 millones de dólares que los socios se asignaron dos meses antes de la venta. Salinas Pliego denuncia a Proceso por documentar la relación de directivos de su Grupo Salinas con la administración de Fertinal. Pero el caso es tan real, que llevó ya a Pemex a presentar una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) pidiendo se investigara la compra de Grupo Fertinal con sobreprecio a pesar de que la empresa se encontraba técnicamente en quiebra.
El desenlace de este juicio es clave para la actividad periodística y para los jóvenes periodistas que formamos, pues el periodismo de investigación apenas se inicia en México. Siguiendo la ruta del dinero, la logística de empresas canalizadoras de recursos y las redes de profesionistas que son sus representantes legales, es como los nuevos periodistas con enorme riesgo, pueden identificar a los beneficiados de operaciones con recursos públicos, que como la de Fertinal, beneficiaron como siempre, a los hombres poderosos de siempre.
* Director de la Universidad Meridiano