Se entiende por empresa o negocio familiar a aquella sociedad que pertenece, es gestionada y controlada por una familia, por lo regular los miembros principales de dicha familia ocupan los puestos principales de la misma. Uno de los objetivos principales de este tipo de empresas es luchar día con día en su respectivo mercado para ser competitivas y poder trascender incluso fuera de su país de origen.

En México, hoy en día las empresas familiares son una pieza fundamental para la economía del país, la mayoría de estas empresas forman parte de las llamadas pymes (pequeñas y medianas empresas) un sistema que ha permitido a muchas empresas familiares poder existir, y para esto enfrentan grandes retos como el construir una base sólida para cumplir sus objetivos.

Lamentablemente muchas empresas no llegan a fructificar, en la mayoría de lo casos tiene que ver con los diversos cambios, tanto económicos, sociales y hasta políticos que el país sufre constantemente. Un punto importante para poder subsistir es que desde sus inicios la empresa crezca con una identidad, con una esencia, una ideología, y tratar siempre de respetarlas.

Otros aspectos importantes a considerar es que la empresa cuente con una eficiencia del 100% en su gestión (o al menos lo más cercano a ello), la promoción y la innovación de sus productos o servicios deben de ir a la par de las necesidades de sus clientes, así como a competitividad productiva, es decir mejorar sus procesos de producción (adaptarse a los cambios tecnológicos), todo esto sin dejar de lado la motivación, el compromiso, el liderazgo y la preparación continua de cada uno de los administrativos de la empresa. 

Uno de los puntos que mayor tensión suelen generar en el entorno de una empresa familiar, es la distribución de roles para ello, el consejo o la junta directiva deben de ser quien distribuya los puestos y debe de hacerlo acorde a las capacidades de cada persona, y no por el hecho de ser el hijo mayor o el nieto en primer grado, eso en muchas empresas familiares resulta contraproducente.

En el entorno actual, este tipo de empresa tiene que luchar por la subsistencia y la superación en un mercado en el que la eficiencia en los procesos, aunada a los precios y la calidad de los productos, “pesan” más que un apellido.

En resumen, una empresa familiar no es otra cosa que la realización del sueño de un fundador (o fundadores), de esa persona que tuvo para bien una idea que se pudo materializar, misma idea que la ve crecer y desarrollarse de acuerdo a los factores antes mencionados. La visión, misión y valores de la empresa serán parte de la base que sostendrá y dará éxito a la misma.

La perseverancia del fundador es una parte vital para que la empresa no decaiga, pues es él quien será el impulsor y el motivador del resto de los integrantes del consejo familiar así como el de los empleados de la misma, es por ello que sus sucesores deberán de demostrar acciones similares a las de éste siempre y cuando las mismas hayan sido en beneficio de la empresa, de lo contrario el sucesor debe de corregir para no mandar a pique lo logrado.

Con información de www.forbes.com.mx

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