Evo Morales ex Presidente de Bolivia logró de acuerdo a datos de la CEPAL-, reducir drásticamente la pobreza en su País, el más pobre de América del Sur. Su origen indígena, su liderazgo y políticas públicas, le merecieron el reconocimiento internacional. El diálogo con la inversión extranjera y los capitales nacionales le caracterizaron para lograr estabilidad y crecimiento económico. Más tarde, internamente buscó y lo logró, el control del poder judicial y del legislativo. Con eso, pudo modificar leyes y decisiones. Particularmente, el órgano electoral fue uno de los pivotes para poder asegurar el control de las elecciones, en su afán de que su partido, el MAS, se perpetuara en el poder.
La ruta de Evo parte de un orden constitucional legal, basado en el voto popular. No hay duda. Solo que los gobernantes provenientes de movimientos sociales de izquierda, con el mejor proyecto social, tampoco han sobrevivido a la tentación del poder que caracterizó a los gobiernos de derecha en el sur del continente. Eternizarse en el poder, aún con el argumento de que “solo ellos pueden asegurar la continuidad”, es en mi opinión, el error en el que han incurrido Daniel Ortega, Fidel Castro, Cristina Fernández, Nicolás Maduro y tantos como Evo Morales. ¿Por qué hacerlo incrustando a su familia incluso? ¿Por qué no formar a más cuadros y gobernar con nuevos liderazgos? ¿Por qué no permitir que sea el elector quien decida el futuro?
La condición humana nos es común a todos; de izquierda o de derecha. Ni el gobernante indígena Evo, ni en México nuestro Juárez: todos sucumben a la tentación del poder. En México, la estrategia es clara para concentrar el poder en un solo individuo: AMLO, quien ya compara a su gobierno con el cristianismo y así, a su persona, con el Mesías. Por eso, trata ahora, de eliminar contrapesos, de dificultar la crítica, de descalificar incluso al periodismo. Su estrategia de incrustar cuadros afines en la Suprema Corte de Justicia y en los órganos autónomos es clara; lo mismo que el desprecio hacia la sociedad civil. El mismo INE (Instituto Nacional Electoral) tendrá pronto, Consejeros afines al partido en el poder y al Presidente. Lo que por décadas luchamos desde la izquierda y como sociedad contra el PRI y el PAN, ahora Morena lo réplica.
Para entender el hambre de poder de los líderes que se hicieron iguales a los dictadores contra los que combatieron, como Somoza en Nicaragua hoy replicado con Ortega, habría que ir a la naturaleza humana, a lo que Erich Fromm llamó “el corazón del hombre”. Fromm, el gran psicólogo humanista en su libro “El corazón del hombre” plasma la naturaleza humana y nos da pistas para comprender y transformar esta realidad de la política mexicana. Considera que el origen de la sociedad occidental corrompida y deshecha por las luchas fratricidas, está en el “corazón del hombre”.
La respuesta dice Fromm, está en cambiar el corazón del hombre por experiencias que le transformen desde la infancia y que el entorno se las siga proporcionando para que le acompañen toda la vida. Afirma que “En realidad, debemos de adquirir conocimiento para elegir el bien, pero ningún conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad de conmovernos con la desgracia de otro ser humano, con la mirada amistosa de otra persona, con el canto de un pájaro, con el verdor del césped. Si el hombre se hace indiferente a la vida, no hay ya esperanza de que pueda elegir el bien. Entonces, ciertamente, su corazón se habrá endurecido tanto, que su “vida” habrá terminado. Si ocurriera esto a toda la especie humana, la vida de la humanidad se habría extinguido en el momento mismo en que más prometía”.
AMLO es el primer Presidente de la era moderna que incluyó en su discurso el sufrimiento de las mayorías. Entendió la clave del apoyo popular; evitó el estilo y el decir de los gobernantes del PRI y del PAN. Solo que la soberbia cada vez más lo llena. El desprecio, la ofensa, la descalificación, la negación a aceptar datos de la realidad, le empieza a desbordar. Deseo como muchos, que comience a reconocer la realidad y no solo auto convencerse de la suya, insistiendo en datos imprecisos. El País está en recesión y la violencia es la peor de toda la historia moderna.
De seguir la “ruta de Evo”, la de concentrar el poder, nos complicaría el futuro. Ahora es cuando más requerimos la concordia. En un escenario de recesión es cuando más requeriría AMLO generosidad y nobleza. Incrementar la confianza en el consumidor y en el inversionista. Que acabe el discurso de la división y de la revancha. La ruta de Evo fue la correcta para hacer crecer el PIB de Bolivia como el de Chile. Solo que, sin ceder a la tentación de eliminar los contrapesos, incluido el órgano electoral, que como en México, nos costó tanto construir.
* Director de la Universidad Meridiano