Rolando García Ortiz, quien fuera alcalde de Querétaro hace 19 años, transformó su ciudad con la modernización de los servicios públicos. Lo primero que hizo fue abrir una nueva zona urbana para reubicar la presidencia municipal. El llamado “Centro Sur”, alberga un edificio moderno y funcional, diseñado como la mejor oficina pública del Bajío.
La antigua sede del Ayuntamiento no daba para más. El espacio estaba limitado y las oficinas se dispersaban, tal como sucede en muchas ciudades del país.
El alcalde tenía un sueño: convertir los municipios en estructuras administrativas tipo “franquicia McDonald”s”, es decir, estandarizar los procesos comunes a todos. Si hay una buena forma de administrar el predial, el catastro o las compras, se podría replicar en todo el país. Si existe una policía extraordinaria como sucede en Mérida y en Yucatán, sería ideal replicar sus virtudes.
Cada municipio y cada estado son totalmente diferentes y tienen métodos heredados sin metodología de optimización de los recursos, sin medidas que los puedan comparar con sus semejantes.
Incluso en Guanajuato, Celaya, Salamanca, León e Irapuato no tienen procedimientos uniformes.
Daré un ejemplo claro: la extracción, venta y distribución de agua potable multiplica la burocracia y el dispendio.
Imaginemos que Bimbo, la empresa que más vende pan en el país, tuviera en cada ciudad una forma distinta de contabilizar, vender y remunerar a sus empleados. Que sus vehículos fueran diferentes o las compras de llantas, aceite y refacciones las hiciera cada gerente a su buen saber y entender. Bimbo no existiría.
La Conago o asamblea de gobernadores, se creó con el propósito de sacarle más dinero a la Federación, para presionar por recursos. Lo lograron durante los sexenios del PAN al llevarse dinero de la renta petrolera. Una de las estupideces más grandes de los últimos años. ¿Por qué debía usarse el petróleo para mantener gasto corriente? Entre la Federación y los estados se dieron un festín con la riqueza de Cantarel. El resultado es la quiebra de Pemex.
Ahora se reúnen para defenderse de la nueva Administración y pedir respeto.
Si fueran visionarios, intercambiarían las mejores prácticas para administrar mejor y hacer rendir los recursos. Imagine que
una sola entidad de la Conago comprara todas las patrullas, armas, luminarias o igualara los sistemas de comunicaciones entre policías.
Hay miles de oportunidades si se piensa en la estandarización como lo hacen las franquicias, como lo imaginó Rolando García.
El primer obstáculo es la corrupción. Quien compra se lleva tajada, quien contrata se lleva tajada. Aún recordamos la increíble práctica de los diputados en la época de los moches. Tenían su fondo para gastar y cobrar comisión a los municipios de hasta el 35%. Una locura.
Puse como ejemplo el agua potable. En Irapuato y León, la Japami y la Sapal tienen recursos de sobra. En Irapuato quieren usarlos para financiar obra pública; en León se guardan en un colchón de banco. La Sapal tiene más de 3 mil 500 millones en activos circulantes (de corto plazo) y no saben qué hacer con ellos. Están esperando el Zapotillo, pero sucederá lo mismo que en el drama del absurdo de Samuel Beckett donde esperaban a alguien (Godot) durante toda la obra y al final nunca llegó. Mientras tanto Guanajuato arriba al récord de homicidios dolosos en su historia. Teatro del Absurdo. (Continuará)