El primer ministro británico, Boris Johnson, puso esta semana una nueva meta verde.  El compromiso de no permitir, a partir del 2030, la venta de vehículos de gasolina y diesel. Sólo una pequeña minoría de híbridos serán ofertados en el Reino Unido

Diez años no es nada en los ciclos de la producción energética mundial. Los autos que se vendan de gasolina y diesel de aquí a la meta, podrán circular hasta que se conviertan en chatarra. Lo interesante es que desde ahora las marcas europeas comenzaron la carrera eléctrica. Habíamos comentado antes que Honda sólo venderá vehículos eléctricos o híbridos a partir del año 2022. Volkswagen tiene en la mira a Tesla con la introducción del modelo Golf eléctrico. 

Panasonic, la fábrica de baterías asociada a Tesla, acaba de anunciar la expansión de sus operaciones a Noruega, donde la mitad de los autos son de baterías. Los “rugientes veintes” no lo serán con el ruido de los motores como lo fueron en su época los Cadillac, Ford y Chrysler de hace un siglo, porque sus máquinas funcionarán con menor contaminación y ruido.

El año que viene llegarán al mercado vehículos eléctricos tales como camionetas de Rivian y el Mustang de Ford que se produce en México, en su planta de Cuautitlán. Mientras eso sucede en Europa, Asia y Estados Unidos, en México la refinería de Dos Bocas se inunda a la primera tormenta. Las 6 refinerías de Pemex trabajan a una fracción de su capacidad y el petróleo no sale de la tierra como lo planearon en la 4T.

Y si los norteamericanos y europeos prevén tener en el año 2050 un equilibrio entre las emisiones de carbón y su absorción natural y artificial, los japoneses proyectan la construcción de una base amplia de distribución y uso del hidrógeno como combustible limpio. ¿Por qué le apuestan a una tecnología que aún es cara en su producción, almacenamiento y distribución? La única respuesta es porque ven en el futuro el abatimiento continuo del costo de producción de energías limpias. 

Por medio de la electrólisis puede separarse el hidrógeno del oxígeno (agua) y almacenarse el hidrógeno en forma independiente. Luego se revierte la fórmula y el hidrógeno se consume liberando energía que mueve un motor eléctrico. El resultado es agua que sale de los escapes. Para generar hidrógeno se usan derivados del petróleo y del carbón, pero muy pronto la electrólisis con carga eléctrica de energías limpias, logrará el abastecimiento suficiente para consumirlo. Para ello se necesitan grandes cantidades de energía. 

Los japoneses le apuestan al hidrógeno a diferencia de los chinos y los europeos que ponen el acento en baterías eléctricas. Lo cierto es que preparan su red carretera con estaciones de hidrógeno y diseñan nuevos autos con celdas que almacenan el elemento del que está lleno el Sol y el Universo.

De lo que ya nadie habla como parte del futuro es de la energía del carbón, del combustóleo o de la gasolina y el diesel. Su uso permanecerá durante algunas décadas pero cada día será menor su consumo. La humanidad llegó al tope de consumo con 100 millones de barriles por día. Los expertos creen que ya no crecerá a pesar de tener petróleo y gas durante un siglo. ¿Qué pasará con Pemex y sus refinerías?¿Se inaugurará Dos Bocas antes de que la revolución eléctrica la convierta en un elefante blanco? Pronto lo sabremos.

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