Hugo López Gatell, subsecretario de Salud Pública, dijo que en avión no hay peligro de contagio porque la gente que “se siente mal no vuela”. El disparate lo dice para justificar de nueva cuenta a su jefe López Obrador quien, enfermo o infectado, viajó en línea comercial poniendo su salud y la de los demás pasajeros en riesgo.
La última barbaridad que dijo Gatell, traiciona los principios de la ciencia y su juramento médico. Además reitera su servilismo político. Le da la razón a Laurie Ann Ximénez-Fyvie, autora del bestseller “Daño Irreparable”, donde la investigadora de la UNAM expone todas las contradicciones y mentiras que confunden y engañan a la población.
Lo que no dice Gatell, aunque lo sabe, es que el problema del COVID19 es su increíble capacidad de esconderse en personas asintomáticas. Millones de personas tuvieron el contagio y ni siquiera se dieron cuenta. Por eso es tan peligroso. Es una guerra donde nadie sabe de dónde pueden venir las balas.
Justo ayer Anthony Fauci, el doctor que es la máxima autoridad sobre el tema en Estados Unidos, da la alerta de la peligrosidad del virus porque, quienes no tienen síntomas, son vectores de contagio. Cualquier pasajero puede ir con gripa y tos en un avión y parecer que tiene COVID19 y a su lado tener a un feliz compañero de asiento rozagante, pero enfermo sin que se le note.
A principio de la pandemia, López Gatell dijo que los ricos habían traído en avión el virus. Una declaración indigna de un científico. Lo hacía para congratularse con López Obrador cuando empresarios regresaron de Colorado en la temporada de esquí. Uno de ellos, Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la Bolsa de Valores, fue víctima del virus y falleció. El hilo de las declaraciones de Gatell hundirá a Morena.
Las tonterías zalameras que dijo al principio de su encargo: “el Presidente tiene fuerza moral y no fuerza de contagio”, fueron una de las primeras mentiras. López Obrador es de carne y hueso como cualquier mortal. Su detente y su fuerza moral valen un comino para parar o no transmitir contagios. Quedó demostrado.
El doctor Hugo López no vive en un país bananero. El tiempo cobrará a Morena todos sus desatinos. Para la oposición resulta un aliado insospechado. Cada día que siga en el cargo salpicando engaños, mentiras y rollo, será un punto más para la alianza Va x México. Al principio lo encumbraron como un “rockstar” de las vespertinas, cuando no había muchos fallecimientos, cuando él y su jefe hablaban con una ignorancia criminal. Aún a estas alturas de la tragedia, siguen sin cubrebocas, siguen contradiciendo todo lo que afirmaban al principio.
Seguro que los estrategas de la oposición, que ya diseñan la campaña, usarán a López Gatell como la muestra ideal de lo que es un mal funcionario. Si sus errores fueran sólo económicos como en otras secretarías, podrían ocultarse. Pero los 300 mil muertos, la destrucción del abasto de medicinas y la incompetencia para decir la verdad sobre las vacunas son la peor pérdida desde la Revolución. Lo mejor que puede hacer Morena es solicitarle al Presidente su remoción. Él y Félix Salgado Macedonio son una infección muy temprana en Morena. Al tiempo se verá que la necedad del caudillo hundirá al partido.