Ciudad de México.- Debido a que en la pasada Semana Santa las playas lucían en su máxima capacidad, médicos y especialistas esperaban un rebrote de Covid-19. 

Del 18 de marzo al 18 de abril se informó que durante las vacaciones, playas de Cancún, Yucatán, Oaxaca y balnearios lucieron abarrotados. 

En pleno COVID, vacacionistas aprovechan Semana Santa y abarrotan playas y balnearios. (Foto: El Universal).

Han pasado dos semanas y las cifras oficiales hablan de lo contrario a lo que se esperaba: contagios a la baja, fallecimientos contenidos. 

El temido pico no se ha presentado, pero es pronto para decir que tampoco se le espera. Lo que sí puede afirmarse ya es que estas últimas vacaciones no han repetido el patrón de las navideñas. No hay una sola causa. 

Los especialistas mencionan varias: las características propias de este periodo de asueto respecto al de diciembre, quizá el avance de la vacunación, la inmunización natural de la población. 

El rebaño ha aprendido a cuidarse solo. Quizá. Para algunos, apenas estamos en el silencio atronador que precede al tsunami.

En el hospital donde trabaja la doctora Villegas Mota, que prefiere no mencionar, la entrada y salida de pacientes se ha comportado como en el resto de México, con sus picos, curvas y mesetas, pero una cosa les ha diferenciado. 

Ellos tomaron muchísimas muestras, no solo a los pacientes con síntomas evidentes, como mandaba el protocolo sanitario, también a los que presentaban otros malestares, como diarrea, depresión, pérdida del apetito. 

Con el tiempo, todos ellos se han revelado también como precursores de la enfermedad. Hallaron “muchísimos asintomáticos, una de cada cuatro embarazadas dio positivo y vieron nacer a muchos bebés contagiados”. 

También hicieron PCR a los contactos de todos ellos para buscar otros infectados y cortar las cadenas de transmisión. 

Conclusión: “Creo que tenemos más inmunidad de rebaño de la que creemos. Debemos pensar que los contagiados hay que multiplicarlos por ocho”.

Esta barrera natural, que ha costado miles de muertes probablemente evitables las últimas cifras ya alcanzan los 215,918 decesos, la calcula Villegas “entre 20 y 40 millones de contagiados con cierta inmunidad” en México. 

Esta es una de las causas que la doctora ve más factible para explicar por qué ahora no hay esos picos tan notables que se dieron meses atrás. Pero hay más.

Perciben cierta calma

La Semana Santa está más relacionada con actividades al aire libre y una menor relación familiar, más propia de la Navidad.

Las playas son lugares abiertos, los restaurantes sacaron sus mesas a las calles, los religiosos prescinden de las juergas. 

Y las familias, los convivientes se trasladan, pero ellos solos, no se mezclan tanto con otros núcleos familiares distintos”, dice Eduardo Clark, encargado de tecnologías de la Ciudad de México y uno de los portavoces al frente de la pandemia. 

Esta diferencia entre el pico que se vivió tras la Navidad, donde gentes de distintos pelajes se reunían en lugares cerrados, frente al respiro de la Semana Santa la mencionan varios de los consultados. 

Pero siempre hay un pero. Desde San Luis Potosí, el especialista en Epidemiología Óscar Sosa menciona un detalle:

Lugares como Quintana Roo, destino de muchos turistas, han experimentado un repunte pandémico, que son zonas, además, donde se han relegado en parte las precauciones en favor de la economía”. 

Y las hospitalizaciones también han experimentado un ascenso en Yucatán, Nayarit y Baja California, según los últimos datos. Pero, en todo caso, no ha sido generalizado y el país presenta cierta calma en la actualidad que prevé una vuelta, ahora sí, a la normalidad.

Con información de EL PAÍS

FRG

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