Si la recomendación de acudir con un dentista tras haber sido diagnosticado con diabetes le parece absurda, lo mejor es reconsiderar.
La sangre irriga al hueso maxilar, encías y ligamentos que sostienen a los dientes.
Si el torrente sanguíneo lleva exceso de azúcar, atrae a los microorganismos que rompen fibras, provocan pérdida de hueso y retraen a las encías, lo que genera movilidad excesiva de los dientes.
La consecuencia es que pacientes con diabetes, especialmente quienes no controlan sus niveles de glucosa, pueden perder piezas dentales aunque no tengan caries, explicó María Esther Ruiz Melquíades, especialista de Estomatología del IMSS.
Actualmente, la pérdida de dientes no se incluye entre las principales complicaciones de la diabetes detalladas por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, sin embargo, es un padecimiento recurrente y en ocasiones no considerado por los pacientes.
La odontóloga Rosina Pineda y Gómez Ayala advierte que el desconocimiento en el manejo de su enfermedad orilla a diabéticos a cometer errores en su cuidado dental.
“(Algunos pacientes) creen que es malo cepillarse porque sangran cuando lo hacen, por lo que su padecimiento avanza y se convierte en una periodontitis”, advirtió.
La periodontitis ocurre cuando la inflamación o la infección de las encías (gingivitis) se deja sin tratamiento o cuando el tratamiento se demora.
Dicha infección e inflamación se disemina desde las encías (gingiva) hasta los ligamentos y el hueso que sirven de soporte a los dientes, detalla la Enciclopedia Médica de la Biblioteca Nacional de Estados Unidos.
Otro de los problemas que enfrentan los diabéticos para atender sus problemas odontológicos es lo costoso de los tratamientos, explica Rosa María Aguilar Tlapale, presidenta de la Asociación Nacional Mexicana de Educadores en Diabetes.
“El acceso a los especialistas, que deben ser periodontistas, es difícil; y una vez que lo encuentran, el periodoncista teme tratar a un paciente descompensado”, comenta.
El problema del paciente con diabetes es la enfermedad periodontal: los dientes se aflojan, las encías bajan y eso hace que los dientes se muevan, incluso que se caigan, entonces el paciente siempre está buscando atención.
“Otro problema con los dentistas es que temen tratar al paciente con diabetes y le dicen: ‘no venga hasta que esté su glucosa controlada’ o, a veces, para ellos lo más fácil es que les retiran todos los dientes y les ponen una placa, pero eso no es lo ideal”.
Esta es la razón por la que todo paciente diabético debe incluir una visita al odontólogo dos veces al año.
Por otra parte, Rosina Pineda aclara que si los pacientes tienen la indicación de comer cinco veces al día (tres comidas principales y dos colaciones) no es necesario realizar el ritual de cepillado cada una de las veces.
“En las colaciones se pueden realizar sólo enjuague de la boca con agua sola o con alguna solución refrescante, con eso es suficiente, pero si se recomienda básicamente las tres cepilladas al día y muy importante no irse a dormir sin lavarse la boca”, señaló.

Señal de alerta
La salud de la boca y la sangre van de la mano.
La diabetes puede desarrollar la enfermedad periodontal y perder dientes, pero también, algunas patologías bucales pueden impedir un buen control de la glucosa en sangre.
Lo ideal es mantener el azúcar bajo control, lo que se refleja en menor inflamación y sangrado de encías, indica en el artículo “Prevención de enfermedades bucales en pacientes con trastornos sistémicos”, publicado en la Revista de la Asociación Dental Mexicana.
“El reconocimiento de una influencia bidireccional en la que una enfermedad empeora o contribuye a controlar a la otra es de enorme importancia, entendiendo que el manejo de ambas, diabetes y periodontitis, debe ser simultáneo”, concluye el artículo.

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