“Aquí en Fráncfort nuestra bebida tradicional es el Apfelwein (sidra) y no la cerveza, como todos creen”, dice Wolfgang, experimentado viajero y conocedor de la ciudad, quien nos guía por las calles de Sachsenhausen, el pintoresco barrio al sur del río Meno.
El Apfelwein se produce a partir de la fermentación del jugo de manzana y tiene una baja concentración alcohólica, que oscila entre cinco y siete grados. Wolfgang nos advierte que su gusto es marcadamente ácido.
Para comprobar el sabor y arraigo que tiene la sidra entre los francforteses, nos encaminamos a uno de los restaurantes de mayor tradición en la ciudad: el Apfelwein Wagner, ubicado en el número 71 de la calle Schweizer.
Se trata de un pequeño local con aspecto de taberna donde lugareños y unos pocos turistas se reúnen alrededor de mesas rectangulares de madera para degustar platillos típicos y beber en abundancia de la preciada sidra.
Wolfgang señala que una parte importante de la tradición en torno al Apfelwein son las pesadas jarras de cerámica de donde se sirve la bebida. Se llaman “bembel” y son íconos de la alfarería regional.
Los meseros se acercan a nosotros con sendas jarras en las manos, asumiendo correctamente que todos queremos probar la sidra.
De hecho, Apfelwein y vino son las únicas opciones de bebidas alcohólicas que hay en la carta: en este restaurante no se vende cerveza.
El primer sorbo nos sorprende por su toque ligero y refrescante. Aparece la notable acidez que Wolfgang ya nos había advertido. Con el ejemplo de varios lugareños en las mesas vecinas, algunos deciden mezclar el Apfelwein con agua, para matizar su acidez.
La gastronomía local se lleva bien con la sidra. Los abundantes platillos de chuletas, milanesas y salchichas, acompañados con puré de papas y la tradicional salsa Fráncfort de siete hierbas son el pretexto ideal para agarrarle más gusto a esta peculiar bebida.
Aunque para el final de la noche el Apfelwein ya logró cautivarnos, resulta imposible seguirle el paso a los francforteses y su insaciable sed: después de todo, los estereotipos nunca están del todo equivocados.
Tradición vinícola
En Fráncfort y sus alrededores no sólo la sidra le ha ganado terreno a la cerveza; también el vino cuenta con una larga tradición y arraigo en toda la región.
Prueba de ello son los viñedos Schloss Vollrads, localizados a 50 kilómetros al occidente de Fráncfort, a orillas del río Rin. Esta casa vinícola se jacta de ser una de las más antiguas del mundo, con una producción ininterrumpida desde 1211.
Aquí llegan visitantes que desean conocer un poco más de la tradición vinícola alemana. Se pueden realizar visitas guiadas por los viñedos y catas de los exquisitos vinos blancos elaborados con la uva Riesling, que cuenta con Denominación de Origen.
Fráncfort: más allá de la cerveza
Contrario a lo que dicta la cultura popular, la cerveza no es lo único que beben los alemanes ya que la ciudad de Fráncfort es famosa por la sidra Apf