Cristina tiene muchos problemas con sus piernas, hace unos días se le reventó una vena, “por esas cuestiones de las várices”, pero le prometió a la Virgen cargar su imagen y se ha recuperado.
Este domingo, Cristina, vecina del Barrio de los 4 Vientos, decidió cumplir su promesa y cargó la imagen de la Virgen del Refugio. Durante la procesión se sintió un poco agitada, “pero muy contenta, porque mi salud se recupera”.
También Alejandro Aguirre, su hermano, afirmó ser favorecido por la Virgen; “yo tuve un accidente, me fracturé una pierna y estoy como si nada hubiera sucedido, sané en sólo tres semanas porque me encomendé a nuestra patrona, y así como nosotros, hay muchos vecinos que tienen fe en ella y son felices”.
En el Barrio de los 4 Vientos, ubicado allá por el centro de salud de Pardo, veneran a esta imagen.
Desde el pasado jueves -4 de julio- se inició el festejo con un “novenario”, y el sábado por la noche, como una muestra de solidaridad, se sirvió la cena para los danzantes y los vecinos, pero en especial fueron atendidos los indigentes que hay por este rumbo.
“Es una costumbre que por las noches, no tan sólo durante el festejo a la Virgen, les demos de comer a la gente que necesita, ya sabemos quienes son, algunos de ellos se quedan a dormir en un lote baldío”.
Ayer domingo, la caminata fue desde la Basílica hasta el altar que los vecinos instalaron “hace muchos años” en el callejón que lució adornado durante los últimos días.
Se tenía programado que la fiesta continuaría hasta las 10 de la noche, con música en vivo y “quema” de juegos artificiales, todo con la cooperación vecinal.
AL DETALLE
La Virgen del Refugio se representa sentada y con el Niño Jesús de pie sobre su regazo, llena de ternura inclina el rostro hacia su hijo.
Las sienes de María, al igual que las de su Hijo, se coronan con una diadema real engastada en pedrería. Sus vestimentas consisten en una túnica rosada y un manto azul, además del paño de color avellana que le rodea el cuello y le cruza el pecho. El Niño Jesús por su parte, viste un ligero “paño de pudor” o una túnica larga de tela traslúcida y vaporosa. Entrelaza sus manos con las de María que lo sostiene y así puede posar sus pies sobre ella.