Una familia que hace décadas vive a la orilla del río San Luisito ve amenazado su patrimonio por la naturaleza, que año con año se ha llevado la tierra donde asentaron su hogar.
Irene tiene 27 años de edad, y toda su vida de habitar en la vivienda en el barrio de San Clemente pero hasta ahora se ve amenazada por el cauce, sus padres llegaron a vivir ahí hace al menos 40 años, estima la joven, quien reside junto con su esposo, su hijo de 8 años en el domicilio y sus papás.
Son cuatro viviendas las que componen el bloque adjunto al arroyo pluvial, antes eran una sola casa pero la familia creció y fue dividiéndose.
La vivienda está asentada sobre el margen del arroyo, con las últimas lluvias, el agua se llevó parte de la tierra sobre la cual se erigió la vivienda, es un baño el que está prácticamente sobre nada.
“Los de Protección Civil me dicen que mi casa es una bomba de tiempo”, relata.
Y es que desde hace tres años la joven, ante el riesgo de perder su vivienda, comenzó una travesía para solicitar apoyo a la autoridad municipal, a fin de construir un muro que evite la erosión de su suelo, hasta ahora el apoyo no se ha podido concretar.
“Desde 2010 empecé a ir al Municipio y a pedir que nos apoyen… nosotros lo que pedimos es que nos pongan una barda aquí donde está el agujero porque ahí es donde más está el peligro, es un bañito pero luego ya sí siguen los cuartos”, explica.
Relató que cuando sus padres construyeron la casa, había todavía mucho espacio entre el caudal y la vivienda, pero con el tiempo la erosión fue mermando la distancia, por eso saben que es cuestión de tiempo para que su vivienda corra el mismo destino que el resto de la tierra.
“Había más espacio a lo mejor unos cuatro o cinco metros más de tierra, pero se lo ha ido malcomiendo el río… sí estoy preocupada porque es mi casa, cuando llueve uno escucha cómo pasa el agua y cómo se hacen las piedras, cómo se desprenden”, relató.
Así, mientras pasan los días y con la conciencia de que su vivienda está en riesgo, la mujer asegura que seguirá insistiendo para solucionar de alguna manera el problema que amenaza su patrimonio.

Construirán la barda

La Dirección de Obras Públicas Municipales, autorizó ya un convenio por 25 mil pesos para rehabilitar un puente peatonal y construir un muro que evite la erosión de tierra en el borde del río San Luisito, donde una vivienda corre el riesgo de derrumbarse.

Ayer al mediodía, Jaime Fonseca Aguilar, subdirector de Mantenimiento y Apoyos, acudió a la vivienda de Irene Rodríguez Gutiérrez, para atender la problemática de la vivienda que el arroyo ha puesto en riesgo al erosionar la tierra sobre la que se construyó.
El funcionario acudió luego de tres años de peticiones de la joven, que ya rindieron frutos, para informar que un convenio de obras en coparticipación autoriza 25 mil pesos para la rehabilitación de un puente peatonal y la construcción de un muro que evite que la corriente del Río San Luisito erosione más el suelo donde se asienta la vivienda.
El funcionario explicó que el convenio consiste en que la autoridad municipal entrega 25 mil pesos en material para construcción a los beneficiarios, quienes deberán aportar la mano de obra para que la ejecuten en un periodo máximo de 60 días.
Detalló que la petición es por la reparación de un puente peatonal que conecta la calle San Luisito y un complejo de viviendas a la orilla del río que lleva el mismo nombre y la construcción de un muro en la ladera del cauce.
Detalló que para la rehabilitación del puente se estima un costo de 13 mil pesos por lo que los otros 12 mil se invertirían en la construcción del muro.
Sin embargo, el convenio no pudo concretarse dado que la promotora de la petición no se encontraba en el domicilio, por lo que sería el jueves cuando se reúnan las personas beneficiadas y el subdirector.

Cumple una semana derrumbe

Un derrumbe obstruye el antiguo paso de la vía en el camino de terracería que conecta Pueblito de Rocha con la ex Estación del Ferrocarril, aunque Protección Civil ya tiene conocimiento la autoridad no ha procedido a liberar el camino.

Desde el domingo 21 amaneció obstruido el camino por un cúmulo de rocas que se desprendieron de la ladera del cerro debido al reblandecimiento ocasionado por las recientes lluvias, el derrumbe tapó por completo el acceso.
Ayer, nueve días después, las rocas seguían en el camino, aunque ya algunos vecinos a punta de pico y pala se habían encargado de liberar el paso para los vehículos y por supuesto peatones.
Griselda (N) habitante de una vivienda que se ubica en la parte superior de donde se desgajó el cerro relató que no se dieron cuenta de la hora en que se derrumbaron las rocas, pero que a la mañana siguiente informaron a Protección Civil (PC).
Personal de PC acudió al sitio a tomar fotos, llegaron con picos y palas, pero después de ver el tamaño se retiraron, relató la joven.}

Sin temor habitan casa en riesgo

Una pequeña vivienda que se ubica en la ladera adjunta al antiguo paso de la vía en el camino a Pueblito de Rocha evidentemente está en zona de riesgo, sus habitantes aseguran que no tienen miedo de que se caiga.

“Lo que se tenga que caer se caerá”, aseveró tranquilamente Griselda (N) de 26 años, hija mayor de la familia que habita la pequeña casa integrada por un cuarto de láminas y madera y otro par de habitaciones de ladrillo y concreto y marcos de madera en las ventanas.
Junto con ella viven sus papás y su hermano menor de 18 años, en la entrada se exhibe un letrero que dice “Carpintería”, los cuatro están conscientes del riesgo que hay, pero no les causa mucha preocupación, al menos no a ella, quien asegura no tener miedo.
“Lo que pasa es que eso ya estaba suelto (las rocas y tierra que se deslavaron) pero ya acá ya está bien”, aseguró al ser cuestionada si le preocupaba el deslave o si el desprendimiento de suelo les había causado algún daño a su vivienda.
“Lo que pasa es que ya esto (el cuarto de láminas, que se ubica donde se dio el derrumbe) lo vamos a quitar, y nada más va a ser acá”, comentó señalando los cuartos de concreto de donde luego de un rato salió su hermano menor.
Griselda asegura que desde que nació ha vivido ahí, desconoce cómo es que sus papás llegaron a vivir ahí pero está acostumbrada y no teme que los derrumbes causen problema a su vivienda, “es algo que pasa cada año”, aseguró.
La vivienda está prácticamente en la orilla, se accede por una escalera improvisada con peldaños hechos de neumáticos de auto rellenos con tierra que en tramos están casi por completo en vertical, el pasillo de acceso a los cuartos de la vivienda está sobre la orilla y no mide más de un metro de ancho.

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