Aún en la calle subterránea, la naturaleza se ha impuesto. La humedad y un poco de sol se han conjugado para que de las paredes broten árboles, cactus y flores.
En las zonas abiertas, debajo de los puentes y de las farolas es común ver la vegetación; sorprende, por ejemplo, que atrás del estacionamiento de San Pedro, bajo un puente, ha crecido un frondoso árbol que con sus ramas abiertas parece indicarles a los automovilistas el camino hacia el centro de la ciudad, la salida a León, o el acceso al Teatro Juárez.
Cerca de ahí, entre Embajadoras y el puente de Sangre de Cristo se aprecian enredaderas que cuelgan de las rocas y parecen auténticos jardines colgantes de la Calle Subterránea; también hay enormes cactus que se aferran a la vida a través de las raíces que penetran con fuerza la roca.
Abajo del puente de Sangre de Cristo, más enredaderas penden del techo.
Pero no es la única zona, abajo del Mercado Hidalgo, entre el estacionamiento y el acceso a la Plaza Los Ángeles, el musgo, pequeñas sábilas, nopales y otras plantas emergen de la roca.
Hasta bugambilias brotan de las paredes que se ubican donde inicia la calle subterránea Miguel Hidalgo, como un monumento a la vida.
Se impone naturaleza
Sol y humedad favorecen el brote de plantas y árboles