En condiciones antihigiénicas e inseguras viven muchos estudiantes universitarios que provienen de otros municipios; sus historias preocupan y deberían alertar a la sociedad y a las autoridades universitarias.
“Llegué a Guanajuato en el semestre pasado, víví en una casa cercana al edificio central de la UG, tuve que compartir el cuarto con otros 2 estudiantes, era incómodo e inseguro porque algunas partes del techo se desmoronaban por la humedad”.
David Prado es originario de León y tuvo que soportar durante 6 meses esas condiciones, ahora vive en Embajadoras, donde le parece que la situación es poco diferente, aunque la renta es cara.
“Comparto el lugar con otros 3 estudiantes, cada uno tiene que pagar 1 mil 200 pesos al mes y el departamento no es la gran cosa”.
Un poco más difícil es la situación de Adriana Pantoja, ella vivió en el barrio del Baratillo en una casa muy vieja donde el techo se caía a pedazos, las instalaciones eléctricas y del gas eran “insoportables”; después se fue a Cerro del Gallo, donde el problema era la inseguridad.
En 4 años ha tenido que vivir en 3 sitios distintos, ahora lo hace en la Calzada de Guadalupe, que está cerca de la UG, “la casa es más segura, sin embargo, el calentador de agua es un poco viejo y se mueve mucho, es el único temor”.
Jesús, estudiante de Ciencias Políticas, vive en un callejón cercano a Mexiamora, paga 1 mil 500 pesos al mes; ahí viven otros 4 estudiantes; en total pagan 7 mil 500 pesos, “un dineral que no corresponde a la calidad y servicios que ahí tenemos”.
Diana Toledo, estudiante de Derecho, vive en el Callejón de la Taza, “es una construcción muy antigua, insegura, porque el calentador de agua está cerca de la cocina, eso es peligroso; hemos hablado con los propietarios pero sólo nos dicen que solucionarán el problema pero no sabemos cuándo, por lo pronto tengo que aguantarme porque no he encontrado otra casa”.
Se arriesgan estudiantes
La mayoría habita casas viejas, con instalaciones de luz y gas deficientes