Las tradicionales posadas son una festividad que poco a poco pierde auge, sobre todo en los jóvenes. Ya no son las mismas de antes, se cambiaron los villancicos por música moderna, las colaciones y cañas por copas de licor.
Los adultos mayores recuerdan cómo desde hace 60 años pasaba por los diferentes barrios y calles de la ciudad el tradicional carrito de las posadas, y cómo gustosos corrían a verlo, y años después lo inculcaban en sus hijos.
“Las posadas tienen como fin tomar como marco la conmemoración del difícil viaje de José y María, de Nazaret a Belén mientras buscaban un lugar dónde dormir. Yo me acuerdo cómo pasaba el tradicional carrito por los barrios de El Zapote, San Antonio, Tierras Negras, Santiaguito, Santo Cristo, San Miguel, San Juan, Tierra Blanca y el barrio de La Resurrección, donde además de llevar “el misterio de la vida”, se entregan aguinaldos y se rompían piñatas. Y ahora lo que hacen es irse a tomar, sus posadas ya no son las de los rezos, cantos y piñatas, ya son las de la bebedera y bailadera. A nuestros papás nos decían que estos días eran de guardar”, platicó Rosita Bañales, una mujer de 80 años.
El significado de las posadas es regularmente de sentido religioso, pues desde hace más de 2007 años A.C. fueron creadas en México por los evangelizadores para explicar más acerca del nacimiento de Jesús a los nativos mexicanos, platicó el sacerdote Alejandro Muñiz.
Relató que desde entonces se conmemora cuando José y María tuvieron que ir de puerta en puerta pidiendo como peregrinos posada, y ya que no encontraban lugar para pasar la noche, pidieron posada.
Es así que la celebración de las posadas tiene un significado especial ya que María se encontraba embarazada y a punto de dar a luz.
“La tradición de las posadas era el de rezar el rosario a fin de dar un espacio entre misterio y misterio para hacer una reflexión para posteriormente convivir. En algunas casas se daban sus aguinaldos y el tradicional ponche. El problema fue cuando la gente empezó a meter el baile y la bebida, dejando a un lado la importancia que tiene el que María y José pedía ayuda para tener a su hijo”, dijo Juana Vázquez, otra mujer de 85 años que triste dijo que este año prefiere quedarse en su casa, pues sus nietos lo único que hacen es organizar bailes afuera de su casa, pero no los tradicionales rezos.
Las posadas en aquellos años era motivo de reunión con las familias para rezar el rosario, pedir la posada con los cantos de aquel tiempo como “Entre santos peregrinos”, “A la rorro niño”, “Vamos niños presurosos”, “Los Pastores”, “Vamos Pastores Vamos”, pero todo en orden durante nueve días.
Hace años los aguinaldos consistían en paños de tela, donde se ponía cacahuate garapiñado hecho en casa, la colación con una semilla de cilantro, así como las galletas de animalitos que se entregan a los niños.
Una de las partes más divertidas era cuando se rompían las piñatas que originalmente eran de 7 picos que representando los 7 pecados capitales.
El significado de las piñatas es la tentación y a la vez la gracia de Dios, la venda en los ojos representa la fe, el palo representa a Dios y los que gritan representan a los feligreses. La acción de romper la piñata es golpear y combatir el pecado.
La posada terminaba con una convivencia en la que se daba de cenar a los invitados, platillos tradicionales y de la época, como ponche.
“Lo único que hacen ahora es beber y bailar, ya se olvidaron de la verdadera tradición, del verdadero significado. Ahora ya sin verle el sentido religioso, era una costumbre que inculcaba valores en las personas, que era parte de la cultura de los celayenses, ahora lo que se hace es que se van a los antros”, dijo Emanuel Martínez.
Las posadas son fiestas populares muy mexicanas, comienzan el día 16 y terminan el 24 de diciembre; es decir, se celebran durante los nueve días antes de Navidad, los cuales representan los nueve meses de embarazo de María.
Recuerdan el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar dónde alojarse para esperar el nacimiento del niño Jesús.
Estas tradicionales celebraciones están llenas de alegría, de emoción y unión. En cada lugar de la República se realizan de manera diferente, pero la esencia no cambia, pues en todo el País hay aspectos comunes que no cambian.
Anteriormente se celebraban en casi todas las calles de la ciudad, los vecinos de las colonias se organizan y piden posada con los tradicionales peregrinos, imágenes de barro o de yeso, cada persona enciende una velita y entona cánticos propios de la época; al final se rompen las piñatas, se reparten aguinaldos y las personas conviven tomando ponche, comiendo buñuelos, dulces y frutas.
Aún hay personas que toman las tradiciones como un valor muy preciado, como el caso de Martha Ortiz, quien platicó que cada año pone su nacimiento, por tradición y devoción a su fe; expone también que es una costumbre muy bonita que une a las familias; asimismo, asegura que siempre ha tratado de inculcarlo a sus hijos.
“Cada año ponemos nacimiento, por tradición y porque tiene un significado importante para nosotros, nos lo enseñaron desde niñas, y nosotras se lo inculcamos a nuestros hijos”.
Adiós tradiciones
Adultos mayores coinciden en que se está perdiendo la tradición de las posadas. Son fiestas tradicionales que empiezan el 16 de diciembre y terminan e