Dos pequeños de entre 8 y 10 años pescan a la orilla de la presa Pozuelos, su caña de pescar es un envase plástico de refresco, un cordón de nylon de algunos 10 metros y un anzuelo con forma de pez; “yo lo aviento y cuando lo jalo se mueve como pescado y por eso lo siguen (otros peces)”, comenta el pequeño.
De acuerdo con el titular de Protección Civil Municipal, Carlos Ruiz Lona, todos los vasos de agua son competencia de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y es ésta la que debería colocar letreros o restringir el paso, sin embargo, a falta de ello, aseguró que la dependencia municipal se dará a la tarea de colocar letreros preventivos como parte del programa San Cristóbal.
El niño no sabe que el domingo 23 de marzo Mariano García Aguirre, de 37 años, murió ahogado en las aguas que rozan el césped bajo sus pequeños zapatos y sigue pescando sin preocupación, a lo lejos está su papá, “mi papá ya lleva como 40 pescados”, comenta.
Es fácil llegar al espejo de agua por cualquiera de sus linderos, incluso se puede llegar en vehículo, hay una camioneta tipo vagoneta, color verde estacionada a unos metros de los pescadores, uno de ellos sube a la misma y se queda dentro por un buen rato.
La camioneta llegó hasta ahí por un camino de terracería que baja por un costado de las Oficinas de la Secretaría de Educación y la Comisión de Vivienda del Estado de Guanajuato, se puede llegar por lo tanto también a pie o en cualquier otro vehículo hacia la cola de la presa.
Por el extremo contrario, se puede llegar a la cortina del vaso pluvial fácilmente.

Descuidada

En la presa Pozuelos hay residuos de diferente naturaleza, desde guantes clínicos hasta botellas de licor y neumáticos en el fondo del cauce casi seco, la cortina tiene un inmenso graffiti, lo que evidencia la falta de vigilancia en el lugar.
La cortina tiene un pasillo sin pasamanos con cerca de 20 metros de profundidad a un borde y el espejo de agua al otro, se puede llegar a este pasillo sin dificultad, hay que brincar una barda y listo, a caminar hasta el otro lado de la presa sin ninguna restricción.
El espejo se puede rodear entre brechas y matorrales, hierba seca y pencas de nopal, hasta llevar a un pequeño valle en la cola de la presa, donde resaltan desperdicios de uno o varios días de campo o convivencias, bebidas alcohólicas incluidas, y hasta este punto no hay ningún señalamiento o medida de advertencia o restricción.

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