La mayoría de los socios de la Cooperativa Minero-Metalúrgica Santa Fe de Guanajuato Número 1, Sociedad Comandita Limitada (S.C.L), es ‘gente mayor’, así se nombran ellos mismos; “mire estas barbas, están blancas” refiere Jesús Solís, mostrándolas con sus manos, él es uno de los herederos de los socios.
‘Cande’ o Candelaria Palafox de 77 años, hija de Simón Palafox, quien fuera socio de la cooperativa, ya usa bastón pero la fortaleza de su lucha se deja ver en su voz y sus muecas; Yolanda Catalina Barrientos, conocida como ‘La Güera’, recuerda que sus abuelos y su papá también fueron socios, la mayoría ya murieron y muchos ‘cascajos’; pero están ellos, sus herederos, y por lo menos quedan otros 370 socios inconformes, que siguen en pie de lucha.
Víctor Quezada, de 80 años, es otro de los socios ‘luchones’ de la cooperativa, comenta que está muy enojado con los gobiernos por permitir en el 2005 la venta de las minas, “por apoyar la venta y por no hacer nada, aun viendo que los extranjeros están acabando con el medio ambiente y explotando los recursos mineros de Guanajuato, las minas tan ricas en plata y oro (…), son unos mediocres, ¡son unos vendidos!” dice molesto al recordar.
A diario, los socios se reúnen en ‘La Cerámica’, un espacio que en los tiempos de auge de la minería en Guanajuato, era precisamente una cerámica donde se vendía artesanía procedente de la minería, hoy sólo le quedó el nombre, nada más. En el patio de la cerámica hay maquinaria pesada, de la que se usa para el trabajo en las minas, “excavadoras de las buenas”, recuerdan los socios.
‘TENÍAMOS HAMBRE’
Los ex mineros platican que entre 1920 y 1937, los entonces trabajadores de la minería en Guanajuato estaban, al igual que ahora, a expensas de empresas extranjeras.
Una de esas empresas que se estableció en la Capital a principios del siglo XX fue The Guanajuato Reductible Mines and Milles Co., manejada por estadounidenses, la cual, según escritos y las historias que se transmitieron de padres a hijos y hasta de abuelos mineros, dicha empresa se dedicó a explotar el yacimiento conocido como ‘La Veta Madre’ y algunas vetas de la región de lo que es hoy Mineral de la Luz, así como a los trabajadores de las minas.
De acuerdo con la historia de la minería, “durante la Revolución Mexicana, la mayor parte de los trabajos mineros fueron suspendidos pero a partir de 1922, la inversión de capitales estadounidenses reactivó este sector. No obstante, el panorama cambió con la crisis de 1929 y se registró una baja de producción de las minas en México. En 1936, una huelga de mineros en La Valenciana se prolongó hasta 1937.
“Yo me acuerdo, tenía unos 9 años, mi abuelo contaba que se hartaron de los estadounidenses que controlaban la mina, lo que pasa es que les pagaban media boleta, cuentan que en ese entonces había ‘tiendas de raya’ en las minas, entonces mucha gente ya ni recibía el pago, les llegaba su boleta (de pago) y para entonces ya lo debían todo y nunca podían salir de las deudas que hasta se heredaban”, platica Víctor Quezada.
“¡Teníamos hambre!, ya no se podía con la situación, con un kilo de maíz, ese lo racionábamos y nos medían las tortillas, ¡cómo!; teniendo las minas repletas de oro y plata, se supone que nuestros gobiernos están para que organicen bien nuestros recursos naturales y no para que los vendan o se los den a los extranjeros”, dice don Víctor.
“Nosotros cenábamos un jarrito de atole de maíz chiquito y un piloncillo, y ya para el otro día a ver qué Dios decía, a pesar de que nuestros padres y abuelos trabajaban en las minas no les alcanzaba para nada”, contó el socio.
-Decía mi padre que la ida a México se organizó porque les pagaban medio sueldo y que 500 señores se quedaron custodiando la minas para no dejar entrar a nadie y los otros se fueron en la ‘Caravana del hambre’, contó ‘Cande’.
“Siempre han abusado de la gente, yo tengo una boleta de mi papá, la más antigua es de 1920, ahí consta que le pagaban 1 peso con 98 centavos, para mi eso es una burla, que porque no había producción, eso decían hace 90 años y ¡todavía están viviendo de eso…!”, recuerda Candelaria Palafox.
CAMINARON
DURANTE 3 MESES
En 1936 fue la ‘Caravana del Hambre’. ¿Que por qué le llamaron así?? -pues porque ¡tenían hambre!, responden todos durante la entrevista con AM Express.
La caravana consistió en una marcha que hicieron los mineros, a finales de 1935 salieron de Guanajuato a pie hasta llegar al Distrito Federal; llevaban una petición clara al Gobierno; quitar a los extranjeros y establecer una cooperativa donde los trabajadores fueran los únicos socios. Se les cumplió.
De acuerdo con un documento que aún guardan los socios de la cooperativa, la huelga de mineros empezó desde el 12 de noviembre de 1935, “cuando más de 1 mil 200 trabajadores de las minas de Valenciana, Rayas, San Vicente, Cata, Hacienda del Molino de Flores y otras, pedían a sus patrones estadounidenses que revisaran el contrato colectivo de trabajo y un aumento salarial”, cita el acta, pero no fueron escuchados.
Los nietos de los ex mineros platican que en ese entonces se fueron 722 hombres en la caravana y se quedaron 500 más a cuidar las minas; unos se llevaron vestimentas y cascos de mineros, así caminaron durante 3 meses hasta llegar a ver al Presidente de la República.
Unos cuentan que un perro que llevaban acompañándolos desde Guanajuato se murió, otros dicen que la mascota sí alcanzó a llegar, “hasta sale en las fotos”, y quien se murió fue un joven de 16 años que no soportó la caminata por tres meses, y el hambre que iban padeciendo.
-“Mi padre llegó con un zapato arrastrando de roto y otro en la mano…”, recuerda ‘la Güera’.
-“Mi abuelo se quitaba los zapatos y mejor se iba descalzo, que para que no se le acabaran”, contó Víctor Quezada.
La Caravana del Hambre
Socios mineros, la mayoría, “gente mayor”, como ellos se nombran, cuentan su travesía durante más de 70 años para defender lo que consideran es suyo,