La proliferación de establecimientos que expenden bebidas alcohólicas carece de un control adecuado por parte de las autoridades municipales, que han decidido poner en marcha un nuevo programa de supervisión con 8 nuevos inspectores adscritos a las Dirección de Fiscalización.
Con los ocho nuevos integrantes de esta instancia municipal se cuenta ya con 24 inspectores en materia de alcoholes, que tienen la labor de revisar unos 300 establecimientos del ramo en la zona Centro de la ciudad y otros 600 en barrios, callejones, colonias y comunidades.
Al respecto, Francisco Javier López Romero, titular de esta área municipal, informó que los nuevos inspectores iniciaron labores hace quince días, con lo cual se fortalece el área de supervisión, que era considerada como la más débil de la dependencia.
“Ya se cuenta con 8 nuevos inspectores que se suman a los 16 que ya teníamos. Es un aumento del 50 por ciento y vamos a redoblar los esfuerzos para todo lo que tiene que ver con la revisión y operación de los permisos para venta de alcohol”, dijo.
De acuerdo con el funcionario municipal, actualmente en la ciudad se han expedido 900 autorizaciones para la venta de bebidas de contenido etílico, de las cuales unas 600 se ubican en callejones, barrios, colonias populares y comunidades.
Señaló que la alta cantidad y la ubicación de los establecimientos, muchos localizados en lugares de acceso complicado ocasionan problemas a la hora de aplicar operativos de supervisión y decomiso de mercancía.
Además, se cuentan por cientos los establecimientos que tienen autorización para un determinado giro comercial y se extienden a la venta de bebidas, sin que cuenten con permisos para ello.
“Se ha detectado muchos casos de tiendas de abarrotes, misceláneas y casas particulares donde se vende alcohol todos los días, a todas horas”, afirmó el funcionario.
Explicó que esta situación se da con mayor frecuencia en las comunidades rurales, donde los fines de semana se incrementa la venta de bebidas alcohólicas y aunque se llevan a cabo algunos decomisos, se carece de un control adecuado.
“Por eso decidimos reforzar la supervisión, pues hace falta ejercer más control, sobre todo por lo reportes que la misma gente nos hace y que muchas veces superan en cantidad a nuestros insectores”, aseguró.
López Romero precisó que la dirección a su cargo no está en contra de la comercialización de este tipo de productos, sino del desmedido y descontrolado consumo que genera otros problemas, como la inseguridad y la violencia.
Familias desprotegidas
En las comunidades ubicadas en la Cuenca de la Esperanza, miles de personas están indefensas ante los actos de inseguridad y violencia que se presentan, especialmente los fines de semana, debido al excesivo consumo de bebidas etílicas.
Habitantes de comunidades como La Concepción, Agua Colorada, Mesa Cuata, Santo Domingo, Ojo de Agua de Medina, Llanos de la Fragua, San Bartolo, entre otras, consideran urgentes, operativos de seguridad.
“Aquí en La Concepción hay mucha gente tomando y luego empiezan los problemas como pleitos y más cosas que nos quitan la tranquilidad”, dijo Camilo Yebra, delegado.
Señaló que la problemática se presenta especialmente los fines de semana por las noches y parte de la madrugada, cuando jóvenes se reúnen a beber y en algunos casos para consumir sustancias ilegales.
“Ya hemos informado en Presidencia Municipal, al director de Seguridad ya le pedimos que vinieran pero hasta ahora no lo han hecho y el problema sigue”, comentó Camilo Yebra.